2 - Golpe.

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Era rara. Odiaba tener esos pensamientos rondando por su cabeza, producían un rechazo y le hacían enfadar, por eso lo mejor era conocer algo más de esa muchacha, y quién sabe, tal vez lograría sacarle algo de provecho, como a muchas chicas con las que había estado.

La hora de mostrar, una vez más, sus dotes de actor habla llegado.

Visitó la tienda una tarde en la que se escapó de clases, por supuesto la muchacha estaba allí, al parecer no asistía a ningún instituto ya que Haizaki jamás la había visto con un uniforme. El rostro de Natsuki mostró el desagrado cuando lo divisó y no era que esperara un recibimiento con fuegos artificiales y banda sonora pero si le disgustó verla poner esa expresión. Algo había en esa muchacha que odiaba, tampoco era del tipo de chicas que a él solían llamarle la atención; su cabello era castaño (demasiado común según Shougo), ojos verdes, cuerpo pequeño y sin grandes atributos que destacaran. Se acercó a ella mientas rascaba su melena grisácea y encorvada su labio en una extraña mueca de amistad.

—Toma —extendió su mano y Natsuki noto el billete en ella.

Antes que la muchacha pudiese preguntar de qué era ese dinero, Haizaki se apresuró y habló.

—Es por los cigarrillos que tomé el otro día.

—Querrás decir "robe"—soltó reprochándole.

El joven trato de calmarse y no gritar en su rostro, arrugo la frente en un acto de auto control y suspiró.

—Vale, estoy intentando hacer las cosas bien, maldición —soltó aquella mala palabra en voz baja. Se apoyó en el mostrador y agacho la cabeza, sabía que si miraba fijamente a esa chica se enfadaría.

Natsuki lo miró intrigada, si llegó hasta la tienda y con el dinero ¿Qué había de malo? No era un dios para juzgar los actos de la gente, así que se resignó.

—Está bien, te creo —cruzó los brazos sobre su pecho y se alejó del mostrador.

Haizaki aún mantenía la cabeza gacha y agradeció que la chica se alejara o notaría su sonrisa triunfante que le costaba disimular. Natsuki desapareció por un pasillo, el joven de Teiko le siguió los pasos en silencio y cuando la encontró, enseguida trato de sacarle información.

—¿Siempre estás aquí? —La castaña le lanzó una mirada de desconfianza a lo cual el chico solo se encogió de hombros.

—Estoy a cargo, pero no sola —dicho esto siguió caminando por el pasillo corroborando que todo estuviese ordenado en los estantes.

—Y... ¿A qué instituto vas? —Parecía que el chico estaba con ganas de hablar pero realmente todo era parte de su plan.

—No voy a ningún instituto —soltó ella con algo de tristeza, miró el uniforme de Haizaki y se acercó con mucha curiosidad.

Quedó a la altura del pecho del peligris, miró detenidamente la insignia que adornaba su chaleco y luego su vista subió a los ojos también grises del chico.

—¿Teiko? —le costó un poco leer el kanji de la imagen, si bien no asistía a un instituto solía estudiar algo de los libros que dejaba su primo en casa.

—Sí —respondió él, desganado.

—He oído que es una buena escuela. Y es privada, eso quiere decir que su matrícula debe costar mucho dinero.

—¿Qué importa eso? —soltó él.

—Dice suficiente de ti. De seguro eres un hijito de familia adinerada —Natsuki soltó aquello sin la intención de ofender al presente pero al parecer Shougo no pensaba lo mismo.


Los pocos recuerdos que Haizaki retenía en su mente eran horribles. Su familia en efecto era adinerada, su padre tenía un gran puesto en una empresa y era esa la razón de la conducta tan fría hacia su familia. Su madre era constantemente agredida, verbal y físicamente por su padre, disconforme con todo lo que la mujer realizaba, incluso culpándola por la actitud rebelde de sus hijos. En el grupo familiar también había un hermano mayor, quien hacia vista gorda a todo lo que sucedía en casa y se preocupaba solamente de aprovechar el dinero de su familia. Shougo también iba por ese camino, si a nadie le interesaba ese hogar ¿Por qué él debía preocuparse? Así que mientras lograse pasar de curso, sin importar las calificaciones, no tendría problemas con nadie.

—¿Le di al clavo, no? —Natsuki sonrió de una forma arrogante.

Haizaki explotó, no era bueno para contener su ira, otra vez acorraló a la chica y ella pudo escuchar como los dientes del joven crujían. No le temía, ya no había nada que pudiese darle miedo, años viviendo en el infierno junto a sus tíos que estaba segura que ningún lugar en ese mundo podría ser peor.

Estaba resignada y sabia, que todo en esta vida se pagaba con dolor. Y esta vez Shougo no detuvo su ira, logrando así dejar marcado los nudillos de su mano en la mejilla derecha de la chica, viajando el sonido del golpe por toda la tienda en tan solo un segundo.

—¡Cállate! ¡No sabes nada mí! —gritó con furia mientras observaba el rostro inanimado de su pequeña víctima.

Irritado por la conducta tan desinteresada de Natsuki, la tomo por el cabello, exigiendo que al menos hiciera algo; que gritase o se defendiera, tener una discusión así era aburrido, pero la chica solo abrió su boca para dejar otra frase, que carcomería la conciencia de Haizaki.

—¿Para qué quieres que pida ayuda? Si de todas formas nadie vendrá.


Se llevó una bolsa con hielo al lugar donde recibió el golpe, ya casi no sentía dolor pero debía hacer algo con esa mancha roja que quedaba, para su suerte tal vez, sabia ocultar esas marcas con maquillaje. ¿Debió defenderse de ese chico? Trataba de no darle importancia, después de todo se iría de Tokyo muy pronto y no le vería la cara nunca más a toda la gente que le hizo daño.

Comenzaría una nueva vida, donde podía mostrarse sin temores y lo más importante, donde no estaría su familia.


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Primero que todo, disculpen por tardar tanto en actualizar, entre el trabajo, los fines de semana sin tiempo y la poca energía que tengo tomando en cuenta que me duele el brazo derecho orz, poco y nada tenia en mente. Aún así este capitulo es corto, lo siento, espero tener algo en estos días ya que estoy de vacaciones. Disculpen. 

Peligroso [Haizaki Shougo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora