» — Papa... ¿Donde esta mamá? — Me señaló el sillón. Camine hacia este muy insegura. —¿Por que tiene sus ojos cerrados? — Mi vista se agrandó al ver la sangre que emanaba su cuerpo y cabeza.
— Ella solo esta durmiendo... — Se empezó a reír. Obviamente, no estaba durmiendo.«
Me despierto rápidamente.
Mi respiración se acelera, jadeo. Mi cuerpo y rostro ya están sudados y mis ojos se nublan, los cierro para contener las lagrimas. Odio soñar con eso. Lo detesto. Ya pasaron suficientes años para que lo olvide. Tomo mucho aire por la boca y lo exhalo por la nariz. Tapo el puente de mi nariz.
Cuando mi respiración finalmente se calma y mis ojos no amenazan con hacerme llorar, volteo la vista a mi reloj de mesa. Ya es hora de que me aliste para la escuela.
Y para variar, es mi primer día.
Me levanto de mi cama. Me pongo mis pantuflas y arrastrando mis pies camino hacia el cuarto de baño. Tomo un baño rápido. Al salir me pongo mi ropa interior y el uniforme de la escuela, del cual la mayoría de este es color azul opaco. Unas medias blancas y los zapatos café comunes. Entro nuevamente el baño, pero, me lavo los dientes y paso el cepillo por mi cabello para desenredar este.
Salgo de mi cuarto, no sin antes haber tendido mi cama. Cuando salgo, todo la casa esta en silencio. Claro. ¿Como no va a estar en silencio si vivo sola? Mucha gente cuando se entera que vivo sola, me preguntan si no me siento en soledad.
¿Soledad? Para mi es mas relajante estar así. Con mis reglas.
Tomo mi bolsa para ir a la escuela. Agarro las llaves de la mesa. Abro todas las cortinas de la sala y finalmente salgo de mi pequeña casa.
Hace cuatro meses llegue a vivir a esta casa. Para mi es muy acogedora, pues es de un solo piso y tiene lo necesario como para vivir. Como solo soy yo, solo hay una habitación con recamara, hay otra, pero la tome como estudio para hacer algo o leer. Mis abuelos tienen el contrato de la casa, aun falta por pagar dos meses y será mía, bueno de ellos. Ya que como soy menor de edad, no puedo poseer un terreno así.
Tengo un trabajo. Solo son los fines de semana, pero es buena la paga. Trabajo de mesera o cocinera - cuando es necesario - en un cafe que esta demasiado cerca de la casa. Mis abuelos querían pagarla solos, pero, si yo estoy ocupando algo que ellos pagan, es justo que ayude.
Salgo de mis pensamientos al escuchar varios murmullos de tras mío. Giro la cabeza. Son un par de chicos que vienen murmurando a lo bajo, cuando ven que los miro fijamente, se quedan tiesos y dejan de caminar.
En todos los grados y desde la primaria, llamo la atención por mi cabello naranja. No es muy usual.
Gruño cuando sigo escuchando murmullos a mi espalda. Acelero aun mas mi paso y llego a la escuela, bueno, a la preparatoria. El patio y la entrada esta llena de gente. Me demoro un buen rato en llegar a los casilleros, mucha gente se amontonaba y no dejaba pasar y otras me preguntaban mi nombre. Era el punto naranja entre toda esa multitud.
Al llegar cambio mis zapatos por los de goma. Dejo unas cuantas cosas en el casillero y finalmente me dirijo a los salones a buscar el mío, 1-8. Divago entre muchos pasillos, cuando llego al segundo piso, encuentro el salón, mas siento como alguien jala mi brazo haciéndome voltear.
— ¡Hola, Shi-chan! — Me saluda una voz muy dulce. Ruedo los ojos. ¿Por que esta Kimai en esta preparatoria? Fue suficiente el hecho de soportarla tres años en la secundaria, como para que ahora tenga que aguantarla otros tres. Aunque, la clave con ella es seguirle la corriente y se ira, si no lo haces, te molestará aun mas.
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¡Love Me! | Sata Kyouya & Tú.
Fanfic» Tal vez no fue buena idea conocer, al "Principe". Tal vez no fue buena idea, involucrarme con el, tal vez no fue buena idea habernos visto. Tal vez, estoy equivocada...«