Me siento algo desorientada. No sé quién es. O en realidad, siento que lo conozco, pero mi memoria no lo encuentra.
-Soy yo, Max-Dice entusiasmado.-Me recuerdas? Éramos amigos de pequeños.
Entonces mi mente hace que todos mis recuerdos compartidos con el salgan a la luz, lo que hace que una inevitable sonrisa se forme en mi rostro.
-Max?-le digo- No puede ser!- Nos abrazamos, ambos muy felices, y sorprendidos.- No lo entiendo- digo con mi cabeza sobre su hombro. Es mucho más difícil abrazarlo ahora que cuando éramos pequeños. Ahora mide como una cabeza y media más que yo. Empieza a soltarme.-, que estás haciendo aquí?
-Nos mudamos aquí hace una semana. No pensamos que ustedes aún viven aquí. Esto es... wow, tu... luces increíble, Mel.
-Gracias- le digo, amablemente. Aunque hayamos compartido lo que probablemente haya sido la mejor época de mi vida, en este momento, es un extraño para mi.- Te estas adaptando?
-Eso creo- dice inseguro-, aun no empieza mi atemorizante primer día. Odio ser "el nuevo".
-Sí, es lo peor.
-Lamento haberte chocado.
-Está bien, no te preocupes. Pudo haberle pasado a cualquiera.
-Pero nos pasó a nosotros. Que coincidencia, verdad?
-Dicen que la coincidencia es parte del destino. -comento, insegura de lo que digo. El chico luce genial, guapo, divertido. No puedo ser la misma niña que dice bobadas, que el dejo atrás. O mejor dicho, que lo dejo atrás a él.
-Supongo que es verdad. Fue bueno verte, Mel. Cuídate. -Me dice, dándome un beso amistoso en la mejilla.
-Igualmente.- Le digo. Se da media vuelta y se va.
Mi teléfono vibra dos veces. Es un mensaje. Seguramente sea de Anna. Miro la pantalla, aun tranquila, y me doy cuenta de la hora. Este pequeño encuentro ha durado más de lo que pensé. Si no llego a la escuela en dos minutos, llegare tarde.
Empiezo a acelerar el paso, sin llegar a correr. No quiero chocar con nadie, o nada más. Cuando estoy justo en la esquina, veo que solo quedan algunos chicos en el patio, y están entrando. El timbre ya debe haber tocado. La profesora de historia va a matarme.
Empiezo a correr, hasta llegar a mi aula. Mis compañeros de clase aun están parados conversando, la profesora no ha llegado. Respiro, aliviada. Me reúno con mis amigos en el centro del salón.
-Que te paso?- Me dice Anna, sonando casual como siempre. Ella podría estar hablando de un asesinato, y aun así sonar como si estuviera hablando del clima.
-Nada- contesto-, tuve un contratiempo en el camino. Eso es todo.
Hablamos durante unos minutos más, y luego la profesora entro. Todos la saludamos cordialmente, y luego nos sentamos en nuestros lugares. La clase transcurrió de manera normal. En momentos se tornaba interesante, y luego (como de costumbre) empezaba a ser aburrida. Justo en la mitad de la explicación de la segunda guerra mundial, mi mente decidió dejar de prestar atención. Varias cosas empiezan a aparecer en mis pensamientos, como la tarea para mañana, lo ridícula que se ve la profesora con ese vestido amarillo, que tengo que preguntarle a Anna sobre cómo le fue con Nick anoche, y por supuesto, mi casual encuentro con Max.
Fue extraño verlo. No había pensado en el desde hace años. La última vez que lo vi fue antes de mudarme aquí, hace siete años. Verlo despertó varios recuerdos sobre nosotros. Todos esos juegos inventados, los secretos contados, e incluso las insignificantes y graciosas peleas de niños. Nuestras madres son amigas desde siempre, asique nosotros dos, prácticamente nacimos juntos. Toda nuestra infancia la vivimos uno al lado del otro. Y hoy, ese niño, volvió a mi vida. Y yo apenas lo recordaba. Es extraño como a veces la mente olvida algunas cosas que son tan importantes para nosotros, pero recuerda el dato tan irrelevante como lo que comimos ayer.
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Conexión
Teen FictionDespués de pasar toda su infancia inseparables, compartiendo todo, y apoyándose el uno al otro, la vida los separo. Pero después de años de estar separados por kilómetros, y años, el destino se encargo de juntarlos de nuevo. Pero... ¿Sera lo mismo...