CAPITULO 1
La adolescencia es esa etapa en la que tienes muchos amigos, te escapas de casa, tienes tu primer beso, tienes veladas bajo las estrellas, lloras en el brazo de tu mejor amiga, mandas papelitos en clase, vives aventuras, sales de la ciudad, vas a campamentos, compartes secretos, sientes como es enamorarse por primera vez, viajas, vas a fiestas, te pierdes, te encuentras, estas siempre riendo. O al menos esa es la expectativa.
En realidad, la adolescencia es la etapa en la que te sientes solo, te desvelas estudiando para el examen de matemática, madrugas, te cansas, tienes escuela todos los días, y tareas todas las noches, estrés, solicitudes para la universidad, estas apresado por los límites que los adultos te imponen, no sientes ni lo más mínimamente cercano al amor, te guardas todo, y lloras menudo. Aunque si, hay varias risas.
No estoy diciendo que la adolescencia es lo más horrible del mundo, solo que no es el maravilloso tiempo con el que todos soñamos. Es mucho más difícil. La realidad de esta etapa, supera y destruye a la expectativa. Hay momentos en los que te sientes completamente perdida, y sientes que el universo te ignora. Sé que suena exagerado, pero es cierto. Descubres el mundo, pero también te descubres a ti misma, lo cual no es siempre placentero. Nacen miles de sueños, y a medida que pasan los años, te das cuenta que tal vez, nunca puedas cumplirlos.
Estoy por terminar la secundaria, y eso significa que en un año tendré que ser una adulta responsable como todos los demás, estudiar una carrera, salir a trabajar, conseguir mi propia casa. Aunque estas cosas no son lo que me asustan. Lo que me asusta, y arruina mis días, es que cada vez que descubro algo del mundo real, no me gusta. Lo asumamos o no, desde nuestra infancia vivimos en una especie de mundo alternativo, en el pensamos que todo puede mejorar, y todo lo que soñamos es posible. Y salir de ese mundo alternativo duele, y te va sacando la esperanza de a poco. Lo más atemorizante, es que voy a tener que afrontar esto sola.
Por esto son importantes los mejores amigos. Tus mejores amigos serán los encargados de ser tus psicólogos, consejeros, tus anclas, tu motivación. Asique debes escogerlos bien. En mi caso eso no fue un problema. Mi amistad con Susy, Anna y Nick, surgió por si sola. Solo un par de conversaciones, y ya sentí que nos conocíamos de toda la vida. Los conocí hace cinco años, cuando empecé la secundaria. Y es hasta el día de hoy, que tengo diecisiete años, que ellos siguen en mi vida. No sé qué haría sin ellos.
Aunque por más que tengas toda la amistad del mundo, siempre anhelas eso que se llama "amor". Siempre tienes esa curiosidad de cómo se sentirán las famosas mariposas en el estómago, tu mente pensando en esa persona constantemente... ¿cómo será estar enamorado? ¿Cómo sabré si estoy enamorada? Como sea, aprendes a vivir con estas preguntas sobre tu espalda.
En estos años hay algo en lo que me especializado: pensar todo demasiado. Pensar que hago, como, cuando, donde y porque. Porque siento lo que siento, porque las cosas son así. Y mi corazón no siempre sigue la lógica, por lo que, el desacuerdo entre mis pensamientos y mis sentimientos, me han traído muchos problemas. Pero aun así, sigo pensando en todo.
Saco mi celular del bolsillo, para ver la hora. Tengo tiempo de sobra para llegar a la escuela. Decido mandarle un mensaje a Anna. Se suponía que debía acompañarme a la escuela hoy.
Escribo y camino al mismo tiempo, sin despegar mi vista del teléfono, y entonces me doy cuenta de algo. No ver por donde caminas, es casi tan peligroso como no ver por donde conduces. En el momento que iba por la mitad del mensaje, me choque con alguien. Apenas fue un choque de hombros, pero fue suficiente para tirar mí, inoportunamente mal cerrada mochila, y tirar la mayoría de sus cosas a la calle. Mis libros, carpetas, lapiceras, y hasta deje caer mi celular.
-Lo lamento mucho. -Dijo el joven que me choco, muy preocupado, ayudándome rápidamente a recoger todas mis cosas del piso.
-No hay problema. Fue... solo un accidente.-Dije guardando con delicadeza cada cosa en su lugar.
-Pude haberlo evitado, vi que estabas usando tu teléfono, pero aun así me...
-Está bien, en serio.- Le digo, un poco divertida. Era casi enternecedor que alguien se sintiera así, solo por una extraña que encontró en la calle.
-Estas segura? No se rompió nada, verdad?
-No-Dije segura. Luego la duda sobrevino, al recordar que tenía cosas delicadas ahí adentro.-. En realidad no lo sé-dije rápidamente-, pero si es así, lo arreglare. No te preocupes. -A medida que hablaba, trataba de mantener una sonrisa amable.
-De acuerdo- Me dijo el muchacho. Recién ahora me miraba a los ojos, lo cual me permitía hacerle un panel completo. Tenía ojos marrones muy obscuros, y el cabello maso menos del mismo color.-. Arreglare lo que sea si es necesario.
El joven me miraba más intensamente, como tratando de descifrarme. Entonces yo también veo algo en él. Algo familiar, conocido. Entonces sus ojos se agrandan, su entrecejo se frunce, enfoca más su mirada, su boca apenas se abre...
-Melisa?- Me dice sorprendido.
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Conexión
Ficção AdolescenteDespués de pasar toda su infancia inseparables, compartiendo todo, y apoyándose el uno al otro, la vida los separo. Pero después de años de estar separados por kilómetros, y años, el destino se encargo de juntarlos de nuevo. Pero... ¿Sera lo mismo...