Cap. 2

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Esto me está matando, quisiera olvidar lo ocurrido y seguir adelante, aparentemente Erick ha cambiado, y esta vez quiere que hagamos las cosas bien, yo también lo quiero así, pero por más que trato no puedo olvidar lo que hizo, no puedo borrar las imágenes de mi cabeza del día que lo encontré con ella, junto con esas imágenes me vienen los sentimientos de rencor y venganza.

-Mar, ¿qué se te antoja de comer?

-No se cariño, lo que quieras. -Respondí siguiendo mi conversación en Whatsapp con mi mejor amiga, Pamela.

-¿Pizza?, ¿Hamburguesas?, ¿Hotdogs?, ¿tacos tal vez?

-Lo que quieras mi vida, lo que quieras, me da igual, lo que más se te antoje.

-¿segura?, porque tengo antojo de ti.

Erick se aventó encima de mí, y comenzó a levantar mi blusa, yo me negué, y trate de empujarlo, pero seguía insistiendo, tiró de mis brazos y al hacerlo mi celular salió volando y cayó al piso.

-¡Erick basta!, ¡Joder ya!, ¡Déjame en paz imbécil!. -Grité enojada empujándolo.

-¡¿Es en serio Mariand?!. -Dijo cayéndose al suelo.

-¿Qué?. -Respondí recogiendo mi celular.

-Regresamos hace tres meses y no haz quierido ni besarme, a penas y me abrazas, ¿qué pasa amor?.

-Nada.

Corrí al baño, cerré la puerta con seguro, y me senté en el piso, ya no aguantaba la situación, amaba a Erick, pero no podía dejar de pensar en lo que había hecho, me dolía en lo más profundo de mi ser, por más que trataba de dejar el tema a un lado, me torturaba pensando en ello. No quiero besarlo porque ella lo hizo, realmente me duele saber que ella lo tuvo entre sus brazos, Erick ya no era mío, así lo sentía.

-Amor, ¿estás bien?. -Dijo tocando la puerta.

-Si, ahora salgo. -Respondí entre sollozos.

-¿Segura?, cariño abre, hablemos si?

-Sólo vete, te veo después, por favor.

-Bien, esta bien, te veo luego.

Pasé media hora en el piso del baño llorando, después de eso, me lavé la cara y salí a mi habitación, gracias a Dios que mi papá no estaba.

Mi celular sonó y de inmediato respondí la llamada sin mirar quién era.

-Hey pequeña!

-H-hola Franco- dije en un suspiro

-¿estás bien bebé?

-No lo

-¿Erick?

-si...

-Cariño no entiendo porque sigues con él, te engañó, es un maldito hijo de perra, no se como pudo hacerlo, en verdad que no.

-ya lo sé, créeme que lo sé, pero lo quiero

-pero el a ti no, si lo hiciera no te habría engañado

-Franco basta... en verdad.

-¿estás en casa?

-si

-Abre, estoy afuera.- colgó.

Corrí a la puerta y en verdad Franco estaba ahí, traía varias bolsas en sus manos, lo cual me desconcertó por completo.

-No creí que en verdad estuvieras aquí.

-Cariño a diferencia de otros yo no tengo porque engañarte.

-Franco no empieces

-Esta bien, ya no digo nada.

-bien, pero mejor dime qué tanto hay en las bolsas que traes.

-traje todo lo que te gusta amor, chocolates amargos, papitas chedar, brownies, nutella, cosas para prepararte pizza o lasagna, vino tinto, nerds, marlboro gold... dos cajetillas, entre otras pequeñeces.

-jajaja, ¡dios!, ¿por qué me conoces tan bien?

-por que me encantas bebé.

-lo sé, ¿y dime que clase de pequeñeces más traes?

-amm... condones- dijo sonriente.

-ni lo pienses Franco jajajaj

-al menos lo intenté.

-¿nunca vas a cansarte de insistir?

-el que persevera llega a la meta- dijo guiñando el ojo- además vale la pena hacer la lucha por ti.

Aunque no estaba segura de lo que sentía por él, siempre sabía sacarme una sonrisa y hacerme sentir mejor con sus ocurrencias.
Sin pensar un minuto me lancé a sus brazos entre risas.

-te adoro pequeña

-y yo a ti tonto.

-¿apeteces pizza o lasagna?

-me quedo con la lasagna y una buena copa de vino.

-perfecto, entonces ¡manos a la obra!

***una hora después***

La lasagna estaba en el horno a punto de salir, la cocina estaba hecha un desastre como mi vida, la primer botella de vino ya estaba en sus últimas gotas, la segunda estaba por destaparse, los brownies terminaron siendo una moronas sobre el sillón, mi rimel y delineador pasaron a ser una cascada de aguas negras de entre el llanto y las risas de esas que te duele el estómago al momento.

El diario de Bridget Jones estaba a media hora de llegar a su fin, me encantaba esa película, Franco lo sabía muy bien, pero en estos momentos no me hacía sentir también el pensar que terminaría como ella, aunque suene estúpido.

-Oye, en vista de que la película no te está sentando bien, acompañame a ver si la lasagna esta lista.

-jajaja si está bien vamos, sólo espero que no haya quedado azul jajajaja

-tonta jajaj

Nos dirijimos a la cocina, no sé si era efecto del alcohol o los deseos reprimidos estaban saliendo a flote, pero Franco se veía tan diferente, ambos caminábamos un poco tambaleantes, lo cuál en un momento me hizo tropezar y ser tomada entre sus brazos a centímetros de tocar el suelo con la cara, fue en ese momento cuando...

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⏰ Última actualización: Mar 24, 2016 ⏰

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