Vamos de viaje a Venus.

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Cuando Saturno besó a La Luna yo estaba mirando el cielo, escuchando tu voz artificial de "No puedo contestar ahora, pero dejame un mensaje después del..."
Sintiendo el frío que se abría paso por mis medias azules y acariciaba, lentamente mis piernas como agujas que rozaban, lastimando sin cortar, mi pálida e imperfecta piel.
Traté de rescatar el sonido e imaginaba que decía otras palabras, sin quitar mis ojos del hogar de las estrellas.
Intenté también, recrearte y reconocerte.
Pero me rendí.
Y caí dormida, a los brazos de un invierno que ahora extraño.
El sueño se colgaba de mis párpados.
-Dormite.-me susurró tu imagen de fantasía- Yo te despierto si llegan las melancolías.
Tus palabras no me convencieron en lo absoluto, pero mi mente ya no podía seguir trabajando y te desvaneciste.
Sonreías, ¿me atrevería a decir que guiñaste un ojo mientras te desdibujaban los segundos que pasaban?
Ya no recuerdo tus ojos detrás de los anteojos a la perfección, no puedo repasar los detalles de tus facciones, ni tu voz.
Solo me quedan fracciones.

Desde aquella noche en la que La Luna no recibió nunca más una llamada de Saturno, ni un mensaje de "no estamos hechos para estar juntos" comencé a coleccionar estas depresiones.

Desde aquella noche en la que tu voz no me despertó cuando empezaron a caer.

-Julieta.

Como un dulce de café.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora