Capítulo veintiuno: ¿Quiénes somos? ¡SOMOS LOS MUGIWARAS!

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La joven sacudió la cabeza varias veces.-Hell esto está mal, debes pararte a pensar las consecuencias... ¡No! No está mal. Estoy cansada de pensar en el resto... ya es hora de que mire por mi propio bien. Y este es mi bien.-Siguió corriendo.-Pero no está bien dejar morir a nueve personas que intenta ayudarte.-Volvió a pararse en seco.-¡QUÉ NO PIENSES EN EL RESTO! Nadie ha pensado en lo que yo sentía cuando mi madre murió, ni cuando asesinaron a mi padre.-Suspiró.-¿Por qué me como tanto la cabeza con estas personas? He matado a rufianes en esta isla y no me comía la cabeza de esta forma.-Se tiró al suelo, colocó sus manos en su cabeza que estaba apoyada en el suelo.-No, no me encuentro muy bien.-Levantó la cabeza. Notaba su vista nublada, cansada, se desbanecía poco a poco.-¿Qué me pasa?-Su cuerpo no la respondía, temblaba. Sacudió la cabeza nuevamente, se puso en pie lentamente.-Tengo que ir con Atenea.-
Hell se arrastró por el suelo, no podía andar pero quería ver a su hermana. Sus ganas de ir con ella y llevarla a salvo eran más fuertes que cualquier otra cosa. Necesitaba verla e irse en aquel barco. Esta era su última oportunidad.
Sus fuerzas eran nulas, no podía más.-Ayuda.-Se desmayó.

La sustancia con la que Hannah había pringado su cuerpo, llevaba veneno; el mismo que Lery podía inyactar clavándote sus uñas. Hell no lo sabía, si no no hubiera jugado con su suerte de esta manera.

Se sentía cómoda, calentita; la tranquilidad inundaba sus sentidos.
Abrió perezosamente un ojo, la luz de una pequeña ventana la cegó. Levantó su vista, enseguida notó que esa no era su habitación, a pesar de ello le parecía familiar. Se puso en pie, entre pequeños pasos y valanceos pudo llegar hasta el pomo de la puerta, la abrió despacio y decidida. Antes sus ojos se encontraba lo que nunca hubiera imaginado.

-¡HELL!-Luffy se lanzó sobre ella, seguido de Chopper.

-¡Luffy!-Gritó Nami dándole un coscorrón en la cabeza.-Está débil, no te avalances así sobre ella.

-¿Qu... qué hacéis aquí?-Preguntó la joven asombrada.

-¿¡Pues que crees que hacemos?! ¡COMER!-Respondió el moreno mordiendo un trozo de carne.

Apartó la mirada del muchacho para observar al resto.

-Tenías una gran cantida de veneno en tu sangre.

-¿Eh?

-Por eso te desmayastes.-Afirmó el reno.-Tu cuerpo estaba rechazando la toxina mala, menos mal que te encontramos a tiempo.

-¡Quitar♡s t♡d♡s! Segur♡ que mi Hell tiene haaaambreeee.-Sanji de acercó a la joven con un montón de comida, evitando que Luffy y Brook se la comieran.

Robin sonrió levemente, tomó un sorvo de su café.-Pensaba que te habías quedado dentro viendo la pelea, y te encontramos bastante lejos de la zona.

Hell no sabía que responder, la había pillado.-Quería venir a ver a Atenea. ¿Qué ha pasado con Katry? ¿Cómo habéis conseguido que os deje libres?

-Estas hablando con el Dios Usopp, ¿piensas que dejaría con vida a esos rufianes? Jejeje. Joven, estás muy equivocada. Yo maté a Katry, le destruí con mis propias man...

-Fantasma.-Respondió Zoro.

-¿Ha... habé... habéis acabado con Katry y su banda? ¿Qué sois?

Todos miraron a su capitán y sonrieron ampliamente.
-¿Que qué somos?-Luffy colocó su sombrero.-¡SOMOS LOS MUGIWARAS!

Hell no podia creerselo, no podía imaginar que estas personas hubieran acabado con aquel ser que le había tormentado durante años, y estuvieran tan bien. Todos sonreían, no parecía que hubieran acabado de pelear. Sus cuerpos estaban llenos de heridas pero sus miradas y sonrisas eran vida pura. Se sentía tan débil a su lado, tan poca cosa.
-Hacía años que no veía a personas tan increíbles como vosotros. La última vez que los ví, estaban muertos.-Hell mordió su labio.-Gracias. A pesar de casi no conocernos me habéis ayudado tanto, yo que iba a robaros este barco e irme, iba a dejar que os pudriérais aquí... Y a pesar de ello vosotros habéis acabado con todo, con todo ese peso que estaba encima mía y poco a poco me aplastaba.

-Que nos conocieramos o no, no significa nada. No dejaré que nadie le corte las alas ni les quite las ganas de volar, a uno de mis amigos. Y bien, Hell. ¿Te unirás a mi tripulación para encontrar el tesoro del que hablaba tu padre en la carta?

-Veo que leiste la carta entera...-Suspiró la joven.-No. Mi hermana acaba de perder a su padre, soy lo único que la queda. Sé que es estar sola. El tesoro puede esperar...

-Hell... piénsatelo.-Respondió el reno.

-Está todo pensado. Millones de gracias, en este corto tiempo os he cogido hasta cariño.-Les dedico una agradable sonrisa.-Gracias por librar a esta isla de una gran carga.-Sonrió.-¿Os iréis ya?

-Sí.-Respondió la pelirroja.

-Oh, me gustaría invitaros a una gran comida en mi casa, y así descansáis.

-Es mejor irnos ya.-Dijo Ace.-Después de lo vivido aquí ya te esperas de todo.

Hell saltó del barco.-¡Adios! ¡Y gracias!

-¡Hell!-Gritó Luffy.-¡No digas adiós! ¡Di hasta luego! Nos volvermos a ver.

Hell sintió.-Vaya panda de estúpidos.-Sonrió.-Se les coge cariño muy rápido.

Bajo la mirada.-¡Brodyn! ¡Atenea!-Salió corriendo en busca de su hermana y su gran amigo.

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Fin.

La sicaria del mar. (One Piece)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora