• CAPÍTULO 3 •
Esa misma noche, Tom se sentía inquieto. Quizás sería su nueva cama y su nueva habitación, pero lo que sentía iba algo más allá de lo físico.
Por suerte se consiguió dormir, hasta que pocas horas después de despertó invadido por una terrible pesadilla. Normalmente cuando soñamos y nos despertamos analizamos detenidamente qué hemos soñado ya que una parte de ese sueño se encuentra aún en nuestros recuerdos. Pero Tom no recordaba nada, se había levantado sudoroso y temblando, y a pesar de que estaba seguro de que había tenido una pesadilla, no conseguía recordar ni un mísero detalle.
Envuelto en un repentino insomnio, decidió bajar a la cocina a comer algo. Con un poco de suerte conseguiría apaciguar la larga noche que le esperaba.
Para su terrible sorpresa, cuando cogió el móvil para alumbrar la habitación, la puerta del armario estaba abierta.
Sus manos temblaron, haciendo que su móvil casi se desprendiese de estas. Hay sucesos terroríficos que, cuando alumbra la luz solar se vuelven inocentes, pero cuando cae la noche se vuelven aterradores. Una simple puerta no iba a detener a Tom, lo que si le causó pavor fue la delgada línea que llegaba desde el armario hasta la puerta, como si algo haya salido serpenteando.
Saltó de la cama y, tras meditarlo varias veces bajó. Aún seguía con el flash del móvil, pues no quería encender las luces y despertar a toda su familia. Bajo hasta la cocina, y un fuerte olor a azufre le golpeó en su olfato. ¿Azufre? ¿Aquí? ¿Cómo era aquello posible?
- Las tres y media de la madrugada...- Susurró Tom en un tono casi inaudible, y con un dulce entre sus dientes, subió las escaleras de nuevo a su habitación.
Todo lo sucedido le había causado una tremenda curiosidad, pero era tarde y mañana era su primer día de bachillerato, así que dejó de pensar en todo esto y en pocos minutos cayó en un silencioso y profundo sueño.
• • • •
- Tom... vamos Tom, despierta -. Una suave voz consiguió abrir los pegados ojos de Tom, causa del sueño y la mala noche.
- Ya mamá...ahora voy - Contestó revolviéndose entre las mantas. Su madre abandonó la habitación y al cabo de unos minutos Tom se levanto y se preparó para ir a su nuevo colegio.
No podía dejar de pensar en todo lo sucedido aquella noche.
Desayunó rápidamente y salió de su casa a toda velocidad, no quería llegar tarde.
Caminó por los rosados cerezos mientras sus hojas caían en su cara, produciéndole un suave cosquilleo. El camino se hizo bastante lacónito, porque al cabo de unos minutos, estaba en frente de su nuevo bachillerato.
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[Gay] El bien o... ¿el mal?
RomanceTom se muda a una nueva ciudad, una nueva vida que le deparará siniestras alegrías. Una temeraria decisión le complicará sus asuntos... ¿Es cierto eso de es mejor estar solo que mal acompañado?