Mi respiración era acelerada y mi sangre corría a una velocidad imparable, correr en un bosque no es fácil. Evitaba cada rama o raíz que se me cruzara en el camino para no tropezar. Soy muy torpe. No sé porque salí de casa, no hay ningún motivo para que me sienta inquieta.
El olor del animal llegaba instantáneamente a mi sencible olfato, escuchaba los gruñidos que me lanzaba la bestia, un lobo, que me perseguía. De pelo negro, grande, fornido y mirada verdosa.
Estaba aterrada, tenía una fina capa de sudor en mi frente. Mis dedos temblaban, tenía una pequeña navaja que me regaló mi padre cuando tenía ocho. Gracias papá.
Comenzó a detenerse y a mirarme fijamente, cada vez que él avanzaba un paso yo retrocedía otro. Choqué con un árbol musgoso y viejo, no podía treparlo ni escapar.
Lo sé, es de locos.
Tenía miedo, incluso cuando vi la luz de la luna. En momentos como este, tu yo protector y extasiado de adrenalina, surge. El iris grisáceo cambió a amarillo, este es uno de los muchos dotes que tengo gracias a mi loba. Finalmente, soltó ruidosamente un enorme suspiro y se marchó. En buen momento, no lastimaría a un animal. Mamá, estarías orgullosa. Todo era totalmente ridículo.
Suspiré y sonreí. El lobo se había marchado y yo le había ganado. Punto para mí.
Revisé mi móvil.
-Tarde, mi hermano me matará. Todo era ridículo, sí, de nuevo.No iba corriendo, ya no, pero sí mantenía el paso acelerado. Tropecé con una rama y caí con todo el peso sobre mi rodilla derecha. Bien. Buenas noches a todo el mundo del bosque, más ruido no se podría hacer para llamar la atención de todos.
Luego de varios intentos fallidos, qué se podría hacer. Me levanté y caí nuevamente. Llamaría a mi hermano si hubiese conexión, pero no.
Sip, hablo sola.
El viento comenzó a soplar penetrando en mis entrañas. Suspiré y toqué el puente de mi nariz. Espero que el próximo animal sea un gato bebé.
Un sonido me interrumpió. Un olor placentero a vainilla con orquídeas. Me distraje al escuchar un ruido en el arbusto que estaba frente a mí. Sin poder escapar, estaba nerviosa.
La vainilla inundó nuevamente mis fosas nasales, pero esta vez algo cambió, algo raro e inusual en el olor. Del arbusto salió un chico, particular y novedosamente de mi tipo. Tenía manchas rojas en su pantalón. Sospechoso e inusual como su agradable olor.
Seguía acercándose, no estaba en mi lado del bosque. Suspiré. Me impulsé lo más que pude con mis manos y mantuve el equilibrio unos segundos, pero caí. ¿Dónde está el chico que me sujeta, nos casamos, tenemos 7 hijos y vivimos felices para siempre?
-Que modales. Cuando un extraño te ayuda lo menos que puedes hacer es darle un beso.-Respondió. Todo indicaba que era mi mate.
-Gracias.-dije fingiendo alegría.
-Tú. Tu lado permitido del tratado, queda a unos 7 kilómetros.- Señaló a algún lado de la oscuridad. Abrió los ojos y endureció la mirada.
-¿Y qué vas a hacer?- Vacilaba, sí.-¿Jugar a la Caperucita roja y el lobo?
-Mi padre hablará contigo.- La familia enemiga no se puede mezclar con la mía.
-Deben de haberme echado mucho de menos.- Con la mirada hacia sus pies, intentaba ocultar el amuleto significativo de mi familia.
-April. Tan perdida.- ¿Por qué eso suena como una mentira?- Tu casa queda a lado de la mía.
[•••)
Nací aquí. En una expresión de viveza alejada en conocimiento a la raza humana.
Los humanos cuando son unas criaturas recién nacidas, tienen el tiempo para conquistar al mundo, pero no un cuerpo fuerte y listo para vivir. Se desarrollan, crecen grandes y fuertes, pero sin tiempo por asuntos de estudio o trabajo. Terminan de crecer, llegan a una edad avanzada, cuando tus funciones locomotoras empiezan a fallar y de nuevo, te sobra el tiempo. Tu cuerpo ya no es el de antes y recuerdas tu adolescencia, sin hacer más que estudiar.
Mi padre es el líder de la manada, un alpha. En las leyendas antiguas de los humanos, defendían las ideas de los seres mágicos, sobrenaturales que habitaban la Tierra, como los pálidos vampiros o los mal olientes licántropos. Desconocían la historia abrasadora que atrapaba y llevaba a los abismos a esas especies. Ser hijos de la luna y esperar hasta encontrar algo en una persona que no hallarás en otra, su olor, su presencia, su personalidad, su atractivo, algo tan vigoroso como tu paraíso y tu destrucción.
La Luna te unirá a través de un lazo rojo a tu ser amado. No puedes vivir sin ella.
Los lazos creados en la conexión, son etiquetados ante la sociedad como mates, tu pareja de por vida. Al sufrir su rechazo, tu parte interior y mágica muere. Al sufrir ese dolor de la muerte, todo tu ser muere.
Está escrito en el libro de la familia. Papá es el alpha, mamá fue la Luna de la familia; pareja del alpha. Toda ridiculez tiene sentido dependiendo del lector.
Desde la muerte de la luna, no regresé al bosque. No hay ninguna razón para sentirme inquieta aquí.
Cuando era niña solía venir únicamente con mi madre, mi padre estaba muy ocupado como alpha y mi hermano lo acompañaba para tomar su lugar algún día. Dormía en las piernas de mi madre y así lo hice el día de hoy. Me quedé dormida debajo de un árbol con hongos morados. Una historia de brujas.
-Sígueme, puedes caminar sola.- Llama en dirección a la oscuridad del otro lado.
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Ente Demoníaco-Shawn Mendes
FantasyExisten seres que caminan por tus rumbos, se alimentan de tu comida y su destino está entrelazado con el tuyo. Tú eres el que habita en el mundo de muertos aunque lo ignores. Ten cuidado y que no ocurra el pánico, alguien puede estar a tu lado obser...