El viaje de la eufória

19 1 0
                                    


Coji su mano detrás mía y abrí la puerta. Dejamos atrás a la gente bailando, gritando, cantando, bebiendo, divirtiéndose... Pasamos de la calurosa y ruidosa fiesta por una puerta blanca con un pomo dorado a una calle oscura, fresquita y repleta de hojas caídas. Era agradable, nuestros amigos vinieron tras nosotros. Sofía, la única que no había bebido porque estaba demasiado ocupada bailando como loca, sacó las llaves de su coche y nos metimos los cuatro a dentro. Sofía y Luis delante, y Eloy y yo atrás. El coche de Sofía era una de mis cosas favoritas, era un chevy impala del 67' verde oscuro que había modificado su padre para que fuese descapotable. 

Arrancó. 

- ¿A donde llevo a los señores?- Dijo entre carcajadas. Luis puso una cara de haber tenido la mejor idea del mundo. Luis era el típico 'rubio'pero he de admitir que tiene sus momentos el chico. 

-¡Al sitio que solo nosotros conocemos!- dijo

¡Si! Pensé. El lugar perfecto para acabar la noche. 

-¡Allá vamos!- Aceleró y gritó -¡¡ Wooooooo!! - Hubo un poco de silencio después de eso, pero era un silencio precioso. Atravesamos las calles serpenteantes mientras las preciosas luces ámbar de las farolas iluminaban nuestro camino. No había casi nadie por la calle, era todo tranquilo. Me sentía libre, me sentía poderosa, ya que por la noche la gente duerme en vez de pasárselo bien. 

Ya íbamos llegando a las afueras y la euforia se había calmado. Eloy, sentado a mi derecha, me miraba medio embobado. Era muy guapo, muy tierno y lo mejor del mundo. Esos ojos verdes marineros me podían, ese pelo negro rebelde, me volvía loca. Estaba con el brazo apoyado el la puerta.

-¿Qué miras?- pregunté. Él me respondió con una sonrisa adormecida. Que guapo. Joder, a la mierda. -Ven aquí. - Me acerqué yo a él y nuestros labios se fundieron juntos. Olía a piña y alcohol. Será el Malibú, pero me daba igual. Nos separamos para coger aire. Lo miré a los ojos, y el me miró a mi a los ojos. Me sentía mas eufórica que nunca. Él se abalanzó sobre mí, presionando sus labios en los míos. Nos separamos por que necesitábamos respirar, nos reímos como tontos. 

- Ya era hora joder. - Dijo Sofía, sonriendo de oreja a oreja. 

-Ya hemos llegado por cierto. - Miré al frente y ahí estábamos. La mansión abandonada.

No era una mansión de estas de madera, feas, que se cae a cachos y que dentro pudiese haber un fantasma, era mas bien una preciosa mini mansión  de mármol, limpia, pero llevaba décadas sin ser habitada. No había muebles ni nada. A sí que subimos al balcón. La casa estaba rodeada de árboles pero desde el balcón de mármol blanco redondo decorado con hojas, se veía la ciudad entera. Había un casete a pilas y un par de discos y cintas viejas. Lo encendimos y nos pusimos a hacer el tonto un rato. Estuvimos horas y yo acabé bailando una canción del móvil de Luis ('Nº1 Party Anthem' de Arctic Monkeys) con mi cabeza apoyada en el hombro de Eloy.

Luego nos sentamos los cuatro en el borde del balcón a observar el amanecer. 



Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 28, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Donde solo nosotros conocemosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora