Ante el libro, reconozco inmediatamente al hombre de cultura. No necesito saber su manera de entenderlo. Ni siquiera su manera de entenderlo. Ni siquiera su manera de leerlo. Me basta ver su manera de manejarlo.
Hay ciertos movimientos, casi instintivos, que designan, desde la infancia, a quien será más tarde hombre de cultura. Hay, al revés, forma de maltrato a los libros, pronta denunciante del bárbaro que leerá muy poco, o que leerá sin provecho.
Vean ustedes ese desatentado que ha abierto el tierno volumen por la mitad, empuñando a puño pleno cada una de las dos porciones. Ahora lo deja y a plegado una de éstas para dejar señal y recordar luego dónde ha quedado. Bien, pues yo os digo que las páginas que ha ineptamente manejado ese grosero, no las legará a entender.
Quien las entenderá y gozará es este otro, este enamorado que, sin darse cuenta, ha acompañado ahora con una ligera caricia de los dedos la apoyada, atenta caricia al mirar. Jamás entrará, estad seguros de ello, en los mejores palacios del conocimiento, quien no conozca y adivine esta verdad profunda: los libros no son objetos inertes, sino seres animados.
Merecen la consideración, el respeto y, por decirlo así, la fraternidad que merecen los más destacados, los más destacados, los más sensibles y también los más indicativos entre los vivientes.
Eugenio D'Ors.
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El Galano Arte De LEER
РазноеEsta obra constituye una antología selecta de trozos completos o fragmentos de grandes obras literarias. Este volumen es excelente como instrumento para iniciarse en la lectura literaria, ya que aquí se reúnen las páginas más representativas de los...