EL PIROPO "STANDARD"

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Siempre fue el piropo, la flor, expresión con la que la naturaleza masculina rindió tributo a la belleza, a la gracia, a la simpatía femenina.

      Imprimiéndole cada raza el sello de su sicología, el piropo iba desde el frío y cerebral del ingles, como surgido entre la niebla; pasaba por alegre, fino y sutil del francés, que parecía desprenderse de una burbujeante copa de champaña; para estallar como clavel reventón bajo un sol de fuego, en el español, principalmente en el andaluz, en el que se dan la mano el ingenio, lo picaresco y las más atrevidas metáforas. 

     En los demás países , el piropo tiene variadas características y condimentándolo cada uno de sus modismos le da carta de naturalización. Pero siempre el piropo fue manifestación de sentimiento, de ingenio, de inteligencia, de sensibilidad, de facultad de reaccionar ante la belleza de la mujer, y darle salida a esa reacción en forma  oportuna, intencionada, graciosa y en ocasiones hasta poética.

      Decir un piropo no fue privilegio de todos. Se necesitó además de aplomo inteligente y gallardía, oportunidad para que el ingenio arrancara al pensamiento la frase breve y galana que debía caer a los pies de la mujer como una autentica flor que inclinara la belleza de sus pétalos ante la deslumbrante luz de unos ojos, el arrebol de unas mejillas, la frescura de unos labios o el cimbrearse de un cuerpo juncal.

   El piropo, lo repito, llevó siempre su contenido espiritual; saber decirlo fue privilegio de pocos y para ello se necesito de inteligencia e ingenio.

 Ahora nuestros primos del Norte, nos mandan a través del cine un piropo standard, con la misma facilidad con que nos mandan plumas fuente, encendedores, o tostadores de pan, en serie y al alcance de todas las fortunas. En este caso particular quieren que el piropo esté al  alcance de todas las inteligencias y todos los ingenios, por pobre que sea éstos y opacas que sean aquéllas.

     Este "silbidito" que nos enseño el cine Hollywoodense y que en la actualidad se prodiga al paso de toda dama, es el piropo standard que nos mandan los reyes de la industrialización y la producción en serie. Como la Guillette, cualquiera lo puede usar. 

 Ya no se necesita tener inteligencia, ni aplomo, ni ingenio para decir un piropo; lo único indispensable es tener en más o menos en buen estado los pulmones para poder silbar.

El clásico piropo está condenado a desaparecer ante el piropo standard, como van desapareciendo los pianos ante las sinfonolas, los buenos cantantes ante los cancioneros de micrófono, los chícharos de condimentación casera ante los chícharos de lata, como las comidas de manteles largos en la mesa patriacal ante los lunch de horas corridas. El piropo pierde su calidad de joya para pasar a ser artículo de tienda de cinco o diez monedas. El piropo pierde toda la esencia que lo lleva a un sentido espiritual para pasar a ser resultado de una función meramente fisiológica que lo pone en el plano de un pujido cualquiera. Es la decadencia del piropo y tal vez, también, del espíritu de la raza.

                                                                                                                                                             -Fernando M. Garza 

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2016 ⏰

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