Oesed

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1 de septiembre de 1986

Dean estaba temblando junto a todos los otros críos de once años reunidos ante la profesora McGonagall.

La emoción de estar allí, en Hogwarts, el sitio al que quiso ir desde el momento que supo que era, se mezclaba con el dolor de separarse de su hermanito Sammy y el miedo a caer en Slytherin, la casa de los mortífagos. Si quedaba en Slytherin... no, no quería pensar en lo que haría su padre.

Así que se concentró en el sombrero maltrecho, que en ese momento mandaba a Gryffindor a una chica pelirroja y sonriente (Brudbury, había gritado la profesora). Siguieron una larga lista de nombres (Braeden en Ravenclaw, Crowley en Slytherin, Doge en Hufflepuff, Milton en Gryffindor) hasta llegar a Novak, el chico que se había sentado en su vagón.

Dean miró unos segundos sus ojos azules antes de que el sombrero se los tapara.

Cuando el sombrero grió Hufflepuff, Dean lo vio levantarse con los ojos un poco abiertos y mirar hacia la mesa de los leones.

Después se fue hacia la mesa de los tejones, donde todos le saludaron con sonrisas amables y muy alegres.

La selección continuó (Shurley a Ravenclaw, Roman, un chico con una cara estúpida y aplastable, a Slytherin) y por fin llegó a la W, Winchester.

Era el último niño que quedaba y caminó con una confianza que no sentía hasta el alto taburete.

Cuando el Sombrero se posó sobre su cabeza y le impidió seguir viendo el comedor, oyó una voz.

─Mira que tenemos aquí. Veo que eres alguien muy valiente, aunque también inteligente y amable, un poco ambicioso.

Slytherin no, por favor, Slytherin no.

─¿Slytherin no? ¿Sabes?, pasar un poco de tiempo entre ellos puede que te haga cambiar de...

Dean no pudo contener la oleada de miedo que se alzó en su interior, junto con una imagen de su padre, imponente y atemorizante, llamándole squib mientras Sam estaba agarrando su camiseta, aterrorizado.

El sombrero, con un tono un poco más suave, continuó.

─O tal vez Slytherin mejor no. En ese caso...

─¡Gryffindor!

Con una sensación de alivio y las piernas un poco temblorosas, Dean se acercó a la mesa de los leones, el chico de los ojos azules fuera de su mente.

♂♥♂

Volvieron a cruzarse en muchas ocasiones, al fin y al cabo estaban en el mismo curso y compartían algunas clases, pero nunca cruzaron más palabras que un simple "Hola" o un "Se te ha caído la pluma".

Eran dos personas de dos casas distintas que simplemente no tenían nada que decirse.

O al menos fue así hasta que Richard Roman, al que Dean llamaba cariñosamente "Dick" (y cuyo ejemplo empezaron a seguir muchos alumnos), decidió que sería divertido hacerle un hechizo de zancadilla a un inocente Hufflepuff con Dean a unos cuantos pasos de distancia.

El chico de los ojos azules, cuyo nombre Dean ya sabía que era Castiel, se cayó al suelo de bruces y todos sus libros se esparcieron por el pasillo.

A todo prisa, Castiel se sentó y miró a su alrededor, intentando adivinar quien había sido, aunque eso no era muy difícil con Dick El Idiota riéndose con sus amigos y señalándolo.

Dean quiso ir hacia él y darle un puñetazo (los hechizos estaban muy bien, pero nada quitaba el placer de una pelea cuerpo a cuerpo), pero vio la sangre manando de la nariz del Hufflepuff y decidió dejar ir al idiota por el momento.

El deseo de tu corazón (Destiel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora