Steve se va a la guerra en un día, primero al condicionamiento, pero después de esta noche, estará a solo un paso para dar su vida a su nación, todo por un milagro, la esperanza del doctor Erskine o tal vez por su propia insistencia, y Bucky decide llevarlo a un bar. Como un regalo de despedida.
El bar es un secreto, eso es lo que dice Bucky, porque las personas como Steve son ilegales, los hombres y mujeres que prefieren dormir con aquellos de su propio sexo. Las personas que trabajan en Le Jazz Hot son prácticamente un sacrilegio.
Steve sabe a lo que se refiere Bucky, a los hombres que se visten en brillantes colores y gasas, en faldas y vestidos, las personas como los hombres que trabajan en Le Jazz Hot son un secreto a voces, esas personas que desaparecen un día y nadie vuelve a mencionar.
Es de noche y Bucky lo lleva por esos lados de la ciudad que Steve evitaría normalmente, pero su mejor amigo lo está llevando a un bar gay, a un bar -para maricas- aún cuando a Bucky le gustan las mujeres y no tiene razones para arriesgarse a ser arrestado por sodomía. Steve aprende a agradecer a su mejor amigo, que lo acepta a pesar de su –condición-.
La puerta del bar está sucia y Steve hesita al tocarla, Bucky se ríe a su lado mientras esperan a que alguien atienda a la puerta. Un hombre enorme y calvo les abre la puerta, detrás de él, Steve puede ver las luces de colores y la oír la música de Jazz como un canto de sirena. "La dama de blanco" Dice el hombre y Steve no sabe que responder hasta que Bucky le da una palmadita en el hombro.
"Es una dama solo de noche" Responde su amigo con una sonrisa en la boca.
Ambos entran, y los hombres vestidos de mujer o no, se ven atraídos a Bucky inmediatamente, ignorando la pequeña forma delgada de Steve al igual que todas las mujeres que ambos conocen. Bucky brilla con la atención, a pesar de no sentir ningún tipo de atracción por los hombres.
Ellos se separan, Steve se dirige al bar y pide una copa de Burbon a un hombre de hombros anchos y sin camisa.
"Este no es un lugar para que los hombres se sientan excluidos, cariño" Suena la voz de un hombre a su lado. "Hay tanto odio para nosotros allá afuera, como para que nos empecemos a discriminar entre nosotros" Sonríe él hombre cuando Steve se da vuelta para verlo.
El hombre, es un joven de unos 20 años, de piel pálida, cabello negro y largo, vestido en pantalones de cuero y una camisa blanca a medio abotonar, su rostro está maquillado, pero parece que él hombre se maquilló más para divertirse que para acoplarse al bar.
El maquillaje no está muy bien esparcido.
Los ojos verdes del hombre están delineados por una espesa capa de sombra dorada, sus uñas están pintadas de negro y dos de sus dedos llevan grandes anillos de oro. Sus labios están pintados de negro y su piel blanca está bañada en escarchilla de colores, el hombre lleva un par de aros, como argollas en sus orejas. El hombre es hermoso pero el maquillaje lo hace ver demasiado burdo.
"Mi nombre es Steve" Se presenta él, ofreciéndole su mano.
"Loki, de Asgard" Sonríe el hombre, reciprocando su saludo, mostrándole los dientes, una fila de dientes blancos y colmillos afilados.
"Nunca he estado en un lugar como este" Confiesa Steve tímidamente "Ni siquiera estoy seguro de que me gustan los hombres vestidos de mujer, todo lo que sé es que me gustan los hombres"
"De donde yo vengo" Dice el hombre "Las cuestiones de género no importan, siempre y cuando puedas pelear, nadie te va a decir nada" Comenta "Por supuesto yo no puedo pelear"
"Yo tampoco" Dice Steve. "Pero quiero hacerlo"
"Tienes el espíritu" Sonríe Loki "Yo prefiero sentarme en mi habitación a leer" Steve sonríe incómodamente, esa sensación auto despreciativa con la que ha cargado toda su vida llenándolo como nunca.
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Alhelí Encarnado: Belleza duradera
Fanfic"Todavía quiero pintarte" Dice Steve, evitando el tema. "Bueno, hay un solo hombre que tuvo ese derecho" Insiste Loki "Setenta años atrás había un chico en Brooklyn"