Sangre Sucia

La vida de un Omega y un Alfa.

Titulo; Sangre Sucia.

Capitulo 3: La vida de un Omega y un Alfa.

Nota: Los personajes no me pertenecen si no a Kishimoto, todos los personajes de Naruto son de él.

Este Fanfic esta inspirado en el mundo Omegaverse.

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Pareja: SasuHina
Contenido: Hetero, Yaoi y Yuri.
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Advertencia;
En esta historia se verán violaciones, falta a los derechos humanos, mal vocabulario, discriminación, escenas de sexo fuerte y/o explicito.

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- Diálogos -
«Pensamientos»
Recuerdos o respectiva de un personaje.
(...) Cambio de lugar, tiempo o escena.

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Sabía a la perfección que el mundo la odiaba. Desde el momento en el que nació todo estaba destinado a hacerla sufrir. Su progenitor le separó de su madre en el momento en el que nació y la mantuvo en una frío y oscuro cuarto durante toda su corta vida. Fue violada por un par de hombres al sufrir su primer celo por siete días. Aún que esa no fue la única vez que su cuerpo fue profanado.

Después de que aquel castaño terminara de abusara de ella esperó a que su celo terminara nuevamente y la vendió a un burdel que pago una gran suma de dinero por ella. Claro, era una Omega hermosa y joven, con un gran futuro de ramera por delante.

Y gracias a todo ese infortunio que le ha sucedido en sus pocos años de vida, todo le daba asco a la pequeña Hyūga. El lugar, los olores, las personas... Todo.

Recordó cómo la dueña de dicho lugar la inspeccionó de pies a cabeza. Cómo sus asquerosas manos tocaban su rostro, y sus largas y corrientes uñas carmesí se encajaban en sus blanquecinas mejillas. El olor del perfume barato que usaba era nauseabundo para su olfato y en ese momento sólo deseaba que esa dichosa "inspección" terminara de una vez por todas, porque ser tocada por alguna persona le asqueaba y aterrorizaba.

Cuándo todo terminó se sintió tan relajada. El estar rodeada de personas desconocidas a las cuales se les podía percibir sus malas intenciones hacía su persona era repugnante. Tenía un enorme odio en su interior.

Ella sólo quería que su mala racha terminara. Se recostó en uno de los pisos hechos de tatami de su pequeña habitación, la cuál le fue asignada después de ser "aceptarla" en aquel burdel.

Aún se sorprendía de que algunas lágrimas se derramaran por sus mejillas. Sentía que ya no tendría más de ellas y en un ágil y brusco movimiento se deshizo de ellas, porque ya no quería ser débil, ya no quería desperdiciar más de sus lágrimas, ya no quería sufrí. Trataría de ser lo suficiente fuerte para sobrevivir. Junto ambas manos y rezo por un poco de indulgencia hacía su persona a cualquier Dios o Demonio.

...

Los días en ese lugar eran aterradores y nauseabundos. Todos los días y todas las noches se podían escuchar los gritos y gemidos de los Omegas. Era un pequeño infierno al que se enfrentaba y no de los muchos que le faltaban por sufrir. Se sentía tan maldita, con tan mala suerte.