Cuando era niño solía cantar:
Dolor y Soledad
son dos buenos amigos míos
Dos buenos amigos ellos
enemigos míos
O tal vez no
y lo inventé
para sentirme peor,
ya no distingo
...
Tú o yo
No cabíamos en este mundo
por eso uno de los dos
debía dejar de sonreír
para dejar de existir
Para que sepas quiénes somos:
seremos la vez que me fui
Fuiste lo único que tendré
y yo seré lo que tendrías
pero no me iré
lo juro por las cosas frías
...
De un epitafio en el cementerio de Belén:
Donde hubo risas hay sólo trizas
y el resto de los días en silencio,
porque un día los restos de ti enterré.
***
- Imagen original por la artista Rimel Neffati
ESTÁS LEYENDO
Poesía en el piano
PoetryDonde hubo risas, hay sólo trizas. Y el resto de los días en silencio porque un día los restos de ti enterré.