Capítulo 1.

61 6 1
                                    




— ¿No te habían enseñado que no se puede caminar por lugares peligrosos a altas horas de la noche y menos sola?

Joder, puta madre, que susto me ha pegado este.

— ¿No te han enseñado a no meterte en la vida de los demás?

Escucho una risotada y pasos caminando hacia mi. La lluvia había cesado un poco y ahora sólo son pequeñas gotas las que caen.

— Exacto preciosa, no me han enseñado. ¿Te ofreces para que pueda aprender? — Dice tomando mi brazo.

— No. Y por favor suelta mi brazo.

¿Por qué tengo que ser tan contestona? Tengo un miedo terrible y los nervios a flor de piel. Siento que me suelta del brazo, pero reduce su distancia. Cosa que me intimida aún más.

— ¿O sino qué?

— Gritaré y te acusaré de agresor.

— Ya veo que andas perdida.

¿Perdida? ¿Cómo rayos? No puede ser. Miro a mi alrededor y sólo veo árboles y más árboles. Debo haber caminado horas sin darme cuenta de mi rumbo y la civilización esta lejísimo.

La verdad es que la suerte no está de mi lado.

— ¿Cómo sabes que ando perdida? Pregunté alzando mi cabeza y mirándolo a los ojos por primera vez.

Dios mío, parecen una laguna inmensa. Y ¡que color!

¿En qué me he metido?

— Pues no creo que alguien ande por estas zonas porque si.

— Y si quiero andar por acá qué... —Respondí elevando mi ceja.

Sólo hay dos farolas que alumbra el lugar y están a más de sesenta metros, pero me permiten ver ese negro intenso de sus ojos, lo que hace que me sienta intimidada. Pero no lo demostraré, no se con quien estoy hablando.

— Nadie en su sano juicio anda por aquí a las casi tres de la madrugada, lloviendo y sola.

— ¿Las qué? No puede ser... ahora como llegare a casa. No veo una puta civilización cerca.

No puedo creer lo estúpida que tiendo a ser a veces, quiero saber quién me regalo ese gen para dárselo de vuelta.

— Si señorita, y hoy no puede volver, es muy tarde y como dice, la "civilización" esta bastante lejos. Además este clima no ayuda en nada. —dice haciendo comillas imaginarias con sus dedos y luego señalando al cielo.

Miro hacia donde señala y una gota de lluvia me cae en la punta de la nariz, algo que me causa gracia y me hace sonrojar.

Por lo menos algo me ha sacado una sonrisa.

— ¿Por qué haces comillas cuando dices "civilización"?

— En serio de todo lo que dije, es lo único que te preocupa ...

— ¿Me dirás o no?

— Pues es que son todos unas bestias, cómo rayos le pueden llamar así a un lugar donde no puedes caminar tranquilo por las calles, o donde ves a los animales cruzando por los peatonales y los humanos, seres supuestamente razonables, cruzan por los medios de las calles sin siquiera respetar. No creo que se le pueda llamar civilización a eso.

No tengo palabras para describir todo, así que mejor lo dejo así.

*****

Tengo un dolor de mil demonios. ¿Qué diablos hice anoche? Joder, no aguanto este dolor. Siento como si hubiese dormido en piedras.

— Es exactamente lo que hiciste. — Responde de la nada.

Carajos, este chico va a hacer que me de un infarto precoz.

— No vuelvas a hacer eso. — Dije poniendo las manos en mi pecho. Mi corazón late demasiado rápido, me dará taquicardia. 

— Eres muy confianzuda, ¿sabías? —Pregunta, mientras se ríe.

— ¿Ahora qué? — Su risa me hace mirarlo fijamente, es muy extraña.

— Yo tú no me hubiese dormido, no sabes en el peligro que andas metida. — Esta vez su risa no está presente, dejando un silencio aún más extraño.  

— Sí claro, con que tú me puedes hacer algo. — La seguridad que hay en mí hace que sus ojos se ensombrezcan más y eso, en parte me intimida. Volteo la cara para que no lo note. 

— Espero nunca te arrepientas de esas palabras.

Ya me esta hartando este, quiero salir de aquí.

Me encanta la naturaleza, es la creación más hermosa y pura de todas, pero esto es aterrador, aunque no quisiera admitirlo. Siento un aura de miedo.

— Ven, vamos a mi casa que no está muy lejos de aquí. — Insinúa con voz dura.

— Seguro. — Contesto de forma burlona.

Estaría loco si piensa que iría con el, de aquí no me muevo si no es para ir a mi casa, a la civilización.

— ¡Te dije que vengas! — Gritó fuerte, acordándome la discusión que tuve en casa. 

Me gritó, carajo, me gritó. A mi, con este puto dolor de cabeza que tengo, me gritó. Esto no puede ir peor.

— ¿Puedes bajar la voz y comportarte? De paso harás estallar mi cabeza. — Sujeto mi cabeza. En serio va a explotar y este idiota no coopera en nada más que en terminar de sacarme de mis cabales. 

— No estaría mal la idea. — Irónicamente, en sus labios se forma una sonrisa, muy bonita por cierto. 

¿Qué? Es imbécil, anotado.

— Lo que digas. — Estoy harta de discutir con él. No vamos a llegar a ningún lado si seguimos así y la realidad es que necesito llegar a casa pronto, sino estallaré completa aquí mismo. 

— ¿Vas o no? — Volvió a preguntar, con su mirada aún más fija.

— No. — ¿A este qué es lo que le pasa? En serio alguien está mal de la cabeza.

— Bien entonces.

— Perfecto, adiós.

Y se fue.

Adiós cariño, fue un placer charlar contigo, aunque prefiero lanzarme a un pozo antes de volver a hacerlo.

*****

Joder, ahora estoy más perdida. Debí irme con el chico, pero no, como siempre mi orgullo me lleva con él y siempre acabo hundida. Tendré que darle clases de comportamiento, ya he pasado demasiadas cosas por el y esto no puede seguir así, no, me niego rotundamente a seguir así.

Ya está oscureciendo nuevamente y estoy más perdida que antes. Excelente, si soy bien inteligente.

Por suerte encontré varios árboles frutales. Es lo mejor que ha pasado desde que salí de mi casa.

Mi casa. ¿Cómo estará mamá? ¿Preocupada? Espero que si. Yo lo estaría.

Mi móvil esta apagado, espero no se haya dañado con toda el agua que acumulé la noche anterior, porque sino puedo dar mi estadía en esta vida como terminada.

Una, dos, tres gotas... ¡Mierda! No de nuevo por favor. Quiero saber qué tan mala fui en mi otra vida, porque esta maldición debe de venir desde tiempos inmemorables.

¡Uf! Creo que este árbol me puede refugiar, no me moveré de aquí.


JuevesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora