Las cosas que dejaste atrás.

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" Algunas personas llegan a nuestras vidas y rápidamente se marchan.

Otras se quedan un tiempo, dejando huellas en nuestros corazones,

y nunca, jamás, volvemos a ser los mismos. " — Flavia Weedn

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Chanyeol no pudo haber llegado a la vida de Baekhyun en un mejor momento: Baekhyun tenía veinte años, y Chanyeol siempre había aparentado veinte. Para ser honestos, nunca supo por qué el tiempo pareció haberse detenido justo cuando finalizó su adolescencia, pero por otra parte, había un montón de otras cosas que no sabía sobre sí mismo.

A veces, Chanyeol pensaba que sabía más de Baekhyun que de sí mismo. Conocía cada pequeño detalle del rostro del muchacho. Podía diferenciar su mano izquierda de la derecha. Sabía que a Baekhyun le gustaba cantar a todo pulmón durante las duchas, porque pensaba que era de lo más natural. Sabía que a Baekhyun le gustaba rozar las puntas de sus dedos sobre el dorso de su mano izquierda y trazar pequeños círculos en ella, porque era su forma de decirle a Chanyeol que quería sujetarle la mano.

Chanyeol sabía, desde un comienzo, que Baekhyun era diferente.

La verdad es que él no tenía veinte años como Baekhyun creía; estaba lejos de ello. De hecho, había vivido veinte años multiplicados por un millón, si no es que por un billón de veces más. Había visto al mundo cambiar siglo tras siglo. Park Chanyeol era inmortal, y lo había visto todo.

Y en la eterna vida de Park Chanyeol, también estaba Byun Baekhyun. Baekhyun, quien tenía una sonrisa realmente radiante y le gustaba crear listas de reproducción con sus canciones favoritas para Chanyeol. Baekhyun, quien tenía veinte pero lucía de dieciséis y se comportaba como alguien de cinco. Baekhyun, quien se suponía que fuera sólo un ser pasajero más en la deslucida estadía en la Tierra de Chanyeol.

Pero estaba lejos de esto último.

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Un día de junio, Chanyeol está en el parque de cerezos cerca de su casa, con su cámara Nikon D90 favorita en mano mientras captura el hermoso paisaje. Es lo que siempre hace en junio, cuando las hojas de los árboles de cerezo que tanto ama deciden revolotear para ser unas con la tierra otra vez. Chanyeol observa mientras los rosados pétalos flotan hacia abajo lenta y delicadamente como plumas; no de a uno, pero tampoco como una lluvia. Es relajante la forma en que caen, y Chanyeol captura un retrato de ello en el momento perfecto.

Tarareando con suavidad, camina por el sendero que ha recorrido por ya más de treinta años. Se detiene para tomar alguna foto por aquí y por allá. Una de su madre y su hijo caminando de la mano por el sendero contrario, que los lleva hacia el estanque. Chanyeol siente como si hubiera visto a aquel niño antes, pero definitivamente está más grande este año. Las cosas pueden cambiar mucho en el transcurso de un año, pero para él esos cambios son minúsculos.

Este año parece como si las hojas hubieran comenzado a caer un poco antes, pero tal vez es Chanyeol quien llegó tarde. El tiempo parece desacelerar conforme cada año pasa; no es algo que él quiera, pero es algo que ocurre de todas maneras porque la vida siempre ha sido lenta para él. Últimamente, sus mañanas y tardes parecen mezclarse en una neblina borrosa porque el café matutino está sobrevalorado, y Chanyeol no tiene ningún otro lugar al que ir, ni ningún otro lugar en donde estar, de todos modos.

Park Chanyeol, por alguna extraña razón congelada en el tiempo, hace mucho que dejó de tratar de vivir. Simplemente existe, y está más que bien así.

Inhalando la esencia del tranquilo aire de la tarde, decide que debería sentarse, así que eso es lo que hace. La banca de madera bajo el gran árbol de cerezo luce seductora, y sus piernas están cansadas de todas maneras. La vista desde la banca es extrañamente interesante, también, ya que puede ver a un hombre joven en sus últimos años de adolescencia (o entrando en sus veintes) pululando por ahí con un cuaderno en una mano y un lápiz en la otra, volteando su cabeza hacia uno y otro lado mientras incorpora el paisaje a su alrededor. Da un respiro hondo y garabatea algo en un instante. Será un periodista o un escritor de algún tipo, piensa Chanyeol. Lo observa divertido mientras el joven hombre se lleva el lápiz a la boca para masticarlo en sus cavilaciones. Es raro cómo sus cejas se fruncen mientras juega con el aire en sus mejillas. No obstante, Chanyeol determina que es un tipo nuevo, si no es que bueno, de rareza, así que se lleva la cámara a los ojos, enfoca el objetivo y toma una fotografía.

Forevermore (ChanBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora