Escape a sangre fria

La supervivencia del más fuerte

      En este momento eramos tres menores de edad entre una matanza de seres humanos. Al llegar a una pared para escalar comenzamos a subir, cuando escucho balas y veo a los policías combatiendo a muerte con los pistoleros, que estos también disparaban a las personas que subíamos para que subamos más rápido. Unos momentos después de termina de subir se cae la pared y quedamos alrededor de quinientos tripulantes del crucero vivos. En el lugar en donde estábamos, había dos caminos: el de la derecha era, un tobogán oscuro y el de la izquierda, una de mina subterránea. También había gente en unos ductos colgando que, con una cerbatana, envenenaban a la gente que corría desesperada. 

       -¡Fila india¡ -grita mi hermano y nos juntamos uno detrás del otro, yo a la cabeza, mi hermano en el medio y mi primo al final

      Avanzamos para el lado derecho, donde a mi hermano le dan con un dardo tranquilizante. Entre mi primo y yo lo levantamos. Ahora se descarta la idea del tobogán porque la gente estaba tan acumulada que los de los dardos la tenían mucho más fácil. Corremos para la izquierda. Solamente hay una tenue luz y alrededor de cincuenta personas.

      Paso a paso íbamos adelantando a la gente, la mayoría familias en pedazos. Cuando se escucha al principio del túnel un grito, sollozos y luego risas. Nosotros dos empezamos a correr y vemos el túnel secundario casi destruido. En poco tiempo ya habíamos pasado todos.

      Rápidamente nos escondemos detrás de una pila de escombros. Cuando veo pasar a los chicos me quedo en completo silencio, no movía un musculo y mucho menos hacía un ruido. Eran dos, uno gigantesco y robusto y uno flaco y vestido como para salir. Se reían de la gente que habían asesinado a sangre fría unos metros detrás.