Capítulo 1: Pequeños detalles

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—¡Vuelve aquí mocosa!

No puede ser.

Bien, esa es la señal para comenzar a correr, no tenía idea de hacia dónde estaba dirigiéndome pero lo único que tengo en mente es perder a ese señor lo más rápido posible.

Abrace al pequeño canasto que robe del señor que ahora se encontraba persiguiéndome, lo siento mucho...

Me siento tan mal, pero era necesario. Lo necesitaba.

Mis piernas se empezaban a sentir dormidas, cada paso que daba se sentía horrible, un incómodo hormigueo me recogía desde los pies hasta mi cadera.

Cada cierto tiempo debía doblar la vuelta para perderlo de vista, sin embargo no había tiempo de girar mi cabeza para revisar si seguía persiguiéndome o no.

No sé cuánto tiempo había corrido, así que pare y mire hacia atrás.

El señor ya no estaba, tal vez se canso o lo más probable es que lo perdiera en alguna parte del camino.

Mire a mis alrededores por si alguien más quería llevarse el canasto o notaba lo nerviosa que estaba, pero todos estaban muy ocupados con la mirada fija en sus teléfonos o simplemente platicando entre sí. Esta gente no se ha dado cuenta de nada. Qué alivio. Finalmente camine rumbo a mi casa.

Durante el camino me di cuenta de que el cielo comenzaba a nublarse, probablemente llovería en un rato más.

Pasaron los minutos y comencé a sentirme menos cansada, mis piernas a pesar de estar agotadas por esa breve persecución se sentían bien.

No debí hacerlo, es incorrecto. Me siento muy mal, me da tanto miedo que me encuentre...

Sentí una brisa acompañada de algunas gotas...

Apresure mi paso al darme cuenta de que pronto caería una tormenta.

Hoy es 24 de Diciembre, el vecindario donde vivo está celebrando a lo grande, muchos se fueron de viaje y otros hacían cenas con muchos invitados. Todas las casas están decoradas con muchas luces y en algunas ponen a Santa ¡qué miedo!

Mi casa no está decorada, nunca celebro ese tipo de cosas.

No falta mucho para llegar, solo una cuadra más.

Detuve mi paso al ver que empezó a llover más fuerte.

—No puede ser—maldije al ver que el canasto se estaba mojando.

Corrí lo más rápido que mis piernas me permitían y me adentre a mi casa. Tomé un trapo y seque el canasto, no se mojo mucho así que el contenido quedo intacto.

Lo abrí y cielos... ¡tenía mucha comida!

¡Gracias, gracias, gracias! Sonreí y comencé a devorar un poco de todo, aunque no mucho, tengo que dejar para los días siguientes. Marie Anne siempre se burla de mi forma de comer, nunca uso cubiertos. Y no es porque no quiera si no porque no puedo. Sin embargo, mientras tenga un poco de comida en mis manos estaré muy agradecida por ello.

Ayer se estaba burlando de mi casa, aún recuerdo lo que dijo:

—¡Una caja con láminas no es una casa niña tonta!

No me interesa lo que diga, yo misma la hice y me siento muy orgullosa. Bueno, tal vez Lily me ayudó un poco a acomodar las láminas para evitar que entrara agua cuando lloviera, como ahora. Lily es una niña muy genial, es mi única amiga. ¡Es muy bonita! tiene los ojos del mismo tono que el cielo, incluso aun más azules, tiene cabellos oro con muchos rizos. Cierto, hace 2 días que no la veo. Apuesto a que salió de viaje con su mamá. Suertuda.

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