Reproche

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Las mentiras devoraron a las promesas mientras los silencios fulminaron los te quiero y el frío envolvió la piel, privándola de tus caricias.

Convertiste en nada el todo y tus miradas se volvieron extrañas consiguiendo que observaras como un desconocido. Miradas que helaban.

Te marchaste, sin remordimientos y te quedaste con lo único que me era vital para seguir viviendo. Mi pobre y destrozado corazón.

Y el único reproche que de verdad conservo, no te pertenece. Pues no se debe entregar el corazón a quien no lo tiene...



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