Decirle cansancio a esto que siento es poco, pero son los hechos como el de ayer que me impulsan a seguir.
Hoy frente a mi carpa pasaron dos señoras, ya grandes, que conversaban sobre su familia. Se las escuchaba felices y salí afuera. Al verme se sorprendieron y exclamaron:
-¡otra vez no, por favor!
- ¡Ya no nos queda nada!
Su cuerpo temblaba, estaban demasiado atemorizadas como para atacarme o llamar a alguien.
-Tranquilas señoras. No soy de esos chicos. Sólo trato de conocer gente, estoy de viaje y me gustaría unirme a su charla, si me lo permiten.
-Oh, gracias al cielo.
Desafortunadamente ya les habian robado dos veces en el día y aun así sonreían, dijeron que no hay nada tan grave como para no disfrutar la vida, que a su edad se dan cuentade que no hay que dejarse llevar por el miedo sino por la valentía, el honor.
- Camina sin mirar a donde. No esperes a que la gente te hable, mira sus ojos. Son los consejos de unas viejas que ya han vivido mas de lo que puedes llegar a soñar y no te olvides de anotarnos! Ana y Claudia.
Así me despidieron.
Al recordar esas palabras y sin esperar una milèsima de segundo escribí:
"3° día: Ana y Claudia"
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Diario de un mochilero.
NouvellesHaziel acaba de cumplir 18 años, su familia es adinerada pero muy sencilla y no le gusta hacer alarde de su dinero, aun así, él desea aprender a ser mas comprensivo y salir de su mundo para ayudar a otros. ¿Lo que mas le gusta? Viajar, por eso dese...