Dos mitades

Capitulo 2.- ¿Estas ahí?

La CCG se notaba ruidosa a esa hora de la mañana. Varios investigadores venían y se iban por la sucursal sin percatarse que casi era hora del almuerzo. Mas que eso, me inquietaba saber que posiblemente yo tampoco ingiera algo antes que Haise vuelva con su equipo.

Moví mis dedos nerviosamente en busca de confianza en mi misma. Hacia ya varias semanas atrás he notado el ambiente poco habitual de los investigadores un tanto frívolo y desconfiado. Por ejemplo, tenemos al señor ojos de hielo, el cual no dejaba de mirarme de manera sospechosa, o tal vez Ui quien siempre interrumpía a Haise de la peor manera. Después de todo,  todos aquí son de la misma forma.  Excepto el chico de ojos de zorro,  él siempre está sonriendo por cualquier cosa.  A parte de él también había una persona que sonreía pero no abiertamente como él.

-Hey,  Akira.-  La estrepitosa voz de mi querido subordinado de cabello anómalo me sonrió estirando un paquete hasta quedar enfrente mio.  Lo miro de reojo viendo como volvía a poner cara de despreocupado.-  Te traje un presente.- Con un silencioso movimiento abri el paquete el cual estaba envuelto por una cinta,  y sin mucho ánimo admire el pastel de fresas que tan buenamente preparo Suzuya para Haise.  Seguí mirando el pastel escuchando una y otra vez lo que dijo antes de poder abrirlo: "Un presente'.  Recuerdo la última vez que alguien me regalo algo voluntariamente.  Sin embargo,  él está enterrado tres metros bajo tierra...o bueno,  lo que quedó de su cuerpo:  su brazo.  Mire a Haise y de alguna forma no pude contenerme.

-Gracias.  Le dedique una sincera sonrisa levantándome para traer algunos platos pequeños.  El chico monocromático seguía sonriéndome.  Pasé mis ojos por los de él sintiendo mi corazón partirse. -¿Cómo están llevando la muerte de Shirazu?

Haise esta vez tosió disimuladamente.  Admire su engaño y deposite los platos enfrente de él. El chico ahora de cabello anómalo perdió su mirada en el suelo.- La verdad no le hablado con ellos desde el entierro. 

Y por su voz debo suponer que aquello es cierto. Debo decirle que de nada sirve reprimirse. Que lo mejor es mostrarles que él está con ellos,  pero de alguna forma,  Haise no se ve dispuesto a seguir siendo su mentor.  Además,  su mirada a cambiado.  Ya no se ve tan inocente como siempre.  Sin darme cuenta,  he suspirado de forma exagerada y ahora el chico me esta mirando.

-Es duro,  Haise.  Sin embargo,  en algún momento debes enfrentarlos.  Urie me dijo lo mal que se siente,  es algo inhabitual en él pero lo hizo porque esta dolido por todo.-Sin pensarlo estoy regañándolo de manera brusca.  Haise se queda quieto,  luego se que he hablado de más.  Así que él se levanta sin mirarme siquiera.  Estoy buscando una excusa para disculparme pero no encuentro nada.- Hace año perdí a dos personas importantes en mi vida.  Te entiendo perfectamente.

-Gracias.- Entonces esta vez lo he perdido.  Ha dejado su trozo de pastel intacto,  y a mi,  con las palabras en la boca.  Se aleja perdiéndose por el corredor,  y yo no puedo detenerlo.  Sé que tiene razón,  pero de alguna forma me molesta como esta llevando el duelo.  Cojo alguna de mis pertenencias y dejo el pastel en el frigorífico del salón.  Me despido de algunos colegas encaminándome hacia mi hogar,  donde me espera Maris Stella. 

Luego de salir del calor del edificio,  me en rumbe por las frías calles algo desoladas a estas horas de la madrugada.  El viento se sentía áspero,  el cielo húmedo no mostraba signos de cambiar,  así que seguía pegada a mi chaqueta esperando llegar lo mas rápido posible al apartamento.

Pero algo me detiene y sé que a figura también se ha quedado observandome un buen momento. No para nada tengo una intuición de punta. Volteo, pero ya no está. Se ha ido. Miro otra vez en frente mio y lo que siento no me agrada nada.

Dejo de restarle mucha importancia y de repente estoy llorando.

Sonrió y sigo caminando.

Después de todo, él no debería saber que he notado su presencia.