Escapando de la realidad...

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(Narra yo)

Esas palabras invadieron mi mente. Esperé esas palabras durante 7 malditos meses. Tras haber dicho eso, ambos nos quedamos parados, uno frente al otro sin saber que decir. Por un momento, me olvidé de lo que había hecho y decidí no volver a recordarlo. Pero ya sabía que no iba a ser posible, todo lo contrario. Empecé a llorar, tapandome los ojos con las manos, y pude ver su cara de preocupación y tristeza. Sentí como todo el equilibrio que tenía se hubiese marchado, para  jamás volver. Sentí como tomó mi menton y levantó mi cara, dejandome ver sus hermosos ojos.

-Siempre desee decirte esto, ¿Sabes? Eres hermosa.- Me dijo dulcemente.

Mi última lágrima recorrió mi mejilla, dejando mis ojos totalmente cristalizados. Mi euforia era la dueña de mi gran sonrisa y de mi inmensa emoción.


-Tú lo eres más- dije, siendo 100% sincera, el me gustaba hace mucho tiempo, este era el único lugar en donde quería estar. Se aceró a mí, volvió a tomar mi mentón, y me besó.

(Narra él)

Este era mi primer beso, y sin duda, quería que este sea con ella, y así fue. Estaba sonrojada, se la veía muy emocionada. Me alejé bruscamente de ella, mi mente me jugó una mala pasada, me hizo recordar lo que ella había hecho, ella la había matado. Pór más que no lo quisiese aceptar ni recordar, era la verdad, y yo la había presenciado con mis propios ojos. Me senté en una banca que había junto a nosotros, y noté su vista sobre mí.

-Soy un idiota- pensé, ¿Cómo pude haberle hecho esto en un momento así?

Sentía como ella quería sentarse junto a mí, simplemente, yo lo sentía.

-¿Por qué no te sientas?-le pregunté, notando como una lágrima recorria su mejilla.

No respondío, pero simplemente se sentó junto a mí. Tuve todas las ganas de besarla de nuevo, pero simplemente, no pude. Puse mis manos sobre sus hombros y suspiré.

-Realmente soy un idiota- pensé.

-No me importa lo que hayas hecho, me gustas desde hace mucho tiempo y una cosa así no arruinará mi afecto hacia ti- dije, mirándola a los ojos.

Sonrió levemente, mientras asentía dulcemente con la cabeza. Dirijí mi vista hacia el mar, y ambos nos quedamos así hasta el atardecer, su respiración aumentó, estaba desesperada. Notaba como al igual que yo, ella tenía hambre, frío y sed. Se abrazó a si misma, entonces, la abracé y le dí mi abrigo negro. No me importaba quedarme únicamente de playera, no me importaba para nada. Entonces, me paré y me puse a caminar, dejándola atrás. Cruzé la calle, y entré a un local que estaba justo a la esquina de la playa.

Por cuestiones simples demoré un poco de tiempo. Por la ventana veía su rostro, estaba preocupada, triste y desesperada. Al rato, salí del local y cruzé la calle. Puse mis manos detrás de mi cintura y le toqué suavemente un hombro. Ella se dió la vuelta, sonreí, y noté una tierna mirada sobre mí. Entonces, saqué lo que había comprado en el local, era una caja de pockys y una cola.

Estuvimos charlando y riéndonos un rato hasta que ella notó la caja de pockys que estaba intacta sobre el banco, la tomó, me la mostró, y sonrió. Abrió la caja, y sacó un Pocky el cual lo colocó entre sus labios. Entendí a que quería llevar, y sin dudarlo, me acerqué a ella y empecé a comer el pocky, hasta el momento en el que nuestros labios chocaron, y la besé.



Él, ella y yo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora