The lady in my life.

Ya no podía controlar mi llanto, las lágrimas caían y caían y no tenían intención alguna de parar. No sé cómo, no hay una explicación para esto, justo cuando creí ser el hombre más feliz, la vida me dijo todo lo contrario, ella se fue y con ella se fue mi corazón y mis sentimientos.

Ya no quería saber nada, no quería hablar con nadie, no quería ver a nadie, ni siquiera a mis familiares. Yo no quería la lastima de nadie, eso solo haría las cosas más difíciles.

Quisiera regresar el tiempo, solo un par de años atrás donde toda era más que perfecto, eran los mejores momentos de mi vida.

Mi felicidad solo tenía un nombre. Helena.

¡Dios mío, que hermosa era! Su belleza inigualable, ¡y ese cuerpo!, esas curvas que hacían enloquecer a cualquiera, y sus ojos, esa mirada que enamoraba a cualquiera que la mirara. No solo eran de un hermoso tono esmeralda, a través de ellos podías llegar a ver la maravillosa persona que era.

La extraño tanto. Lo sé, empezar a recordarla es torturarme a mí mismo. Todos piensan que soy un tonto, pero simplemente no puedo evitarlo. Alguien no puede olvidar de la noche a la mañana a quien ama, y yo realmente la amaba. La amaba con locura y con pasión, como nunca imagine a amar a nadie. Ella era el amor de mi vida.

Amaba cada parte de ella, amaba su voz, su sonrisa, su cuerpo, su manera de ver al mundo, su inteligencia, sus sentimientos, amaba el hecho de que con tan solo una sonrisa iluminaba todo el lugar, amaba cada parte de ella como si fuera la persona más perfecta que existe en el mundo, y para mí lo era.

Recuerdo cuando la conocí, no es para nada normal llegar a amar a alguien que casi atropellas con tu auto bajo la fuerte lluvia, menos cuando ella te dice insultos que nunca pensaste que saldrían de su boca al ver su angelical rostro. Después de pedirle disculpas la lleve a su hogar y le pedí su número, así es como comenzó todo. Lo sé, es muy raro y seguramente la gente pensara que es tonto, pero a mí no me importa, gracias a eso la conocí y no me arrepiento, bueno solo el hecho de que si no hubiera frenado a tiempo no sé qué habría pasado y no quiero ni pensarlo, pero desde ese día me sentí el hombre más afortunado.

También recuerdo la noche que la hice mía, había tenido relaciones con otras mujeres pero nunca me había sentido tan bien cuando fue con ella, nunca había sentido el verdadero amor. No pudo haber sido mejor, fue mágico, fue perfecto, fue una noche llena de pasión y más que nada llena de amor.

Tantos recuerdos, tantos momentos tan perfectos que pasamos juntos que nunca voy a olvidar, fueron los mejores 6 años de mi vida y lo seguirán siendo hasta el final de mis días.

Comencé a recordar todo mientras leía la carta que ella dejo antes de marcharse. No se cómo reuní fuerzas para terminar de leerla, tan solo en el inicio de esta mis lágrimas ya se habían hecho notar.

"Michael, mi amor, te escribo esto ya que no tenía el valor suficiente para poder decírtelo a la cara, simplemente no podía.

Perdóname, te ruego que me perdones por favor, no quería que sufrieras como yo lo estaba haciendo, no podía dejar que entraras en ese abismo en el que yo empecé a caer. Eres lo más importante en mi vida, te amo tanto, te amo como nunca creí haber amado a alguien, este amor que yo siento por ti fue el que no me permitió decirte lo que estaba sucediendo.

Por favor, no me odies, yo no podía arrancarte esa felicidad que con tanto esfuerzo lograste obtener a pesar de haber sufrido tanto en la vida, yo no era alguien para quitarte tu alegría.

Espero nunca me olvides y siempre recuerdes los momentos maravillosos que pasamos juntos y que cada que pienses en mí siempre sea por cada una de las sonrisas que logre sacarte y por cada uno de los momentos perfectos a tu lado.

Te amo muchísimo Michael.

Con mucho amor, Helena. "

Se había ido, me había dejado solo. No podía asimilarlo, realmente no quería hacerlo. Sentí como mi corazón se partía en mil pedazos, el dolor era demasiado, no podía con tanto.

Volví a caer en llanto mientras me alejaba de aquel lugar rodeado de gente que decían comprenderme y decirme cuanto lo sentían. No era así, ellos no sabían lo que yo estaba sintiendo, ellos no comprendían el dolor que yo estaba pasando en esos momentos, yo no quería su lastima, yo solo quería a Helena a mi lado. Ya no podía soportar estar ahí, si me quedaba no me iría y lloraría lo que me queda de vida.

Desde aquel día cada noche me asomo a mi ventana y observo las estrellas principalmente a la más brillante con una gran sonrisa y lágrimas en mi rostro.

Ya no eran lágrimas de tristeza, eran de felicidad, sabía que ella estaba en un lugar mejor y que desde el cielo me está cuidando, me está sonriendo y diciéndome cada día que pasa cuanto me ama.

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¿Les gusto? A mi en lo personal me gusto mucho y creo que para ser solo un cuento es muy bello y profundo.

¿Ustedes que opinan? Déjenmelo saber en los comentarios.

Las amo, lo mas probable es que actualice mañana.

-Abigail. ♥