Prologo.

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Prologo.

Mamá solía decirme que no importa cuanto lo intentes o cuanto me esfuerces; la verdad siempre sale a la luz, que es como una pelota de pin pon bajo el agua, no importa cuanto empujes al final esta saldrá por si sola a la superficie... Pero la verdad es que yo no solía escuchar mucho a mi madre, andaba por la vida sin mirar atras, solo queriendo llegar mas alto, escalar buscando algo lo que fuera pero que estuviera en las alturas; ojalá la hubiera escuchado cuando también dijo que entre mas arriba suba, mas fuerte es el golpe al caer.

Genova, Diciembre del 2015

Tengo un dolor sordo y constante en el centro del pecho, este no se hace mayor ni menor; solo esta ahí; recordándome lo que he perdido y lo que he hecho. Mi corazón golpeara contra mis costillas, mientras el sonido de la lluvia cayendo sobre el coche me aturde junto al silencio burdo del interior.

Me encuentro arrinconada a la orilla del costoso coche, con un usado suéter de cachemir que no me protege ni un poco del frío húmedo que me rodea, tratando de contener las lagrimas que inundan mis ojos y de aliviar el ardor de mi garganta. ¿Como es que llegue ahí? Yo soy, mas bien, la clase de chica que anda en tren y tiene que caminar cinco manzanas mas para llegar a su diminuto apartamento y entonces ir al frigorífico y darse cuenta que solo hay un paquete de comida china de la noche anterior y medio cartón de leche. No soy la clase de persona que anda en coches como ese, yo siquiera había visto un coche así.

Pero hay estaba, abrazada a mi misma sintiéndome perdida en ese lugar, con un extraño al frente conduciendo por mi y un hombre a mi lado, el que se supone es mi esposo, pero no me a mirado en el tiempo que llevamos en ese automóvil. ¿Como es que sucedió? Apenas ayer solo éramos el y yo; yendo al trabajo, yendo a la universidad, comiendo comida china.

Ahora esos recuerdos me pareces extraños, casi lejanos y me hacen picar la garganta de ansias.

Supongo, y muy en el interior de mi mente se que sucedió por que tenia que suceder, por que Raymond y yo no éramos mas que cuestión de tiempo; su tiempo. Nos gustaba jugar a la casita dentro de aquellas paredes ignorando por completo que en el exterior, el no era solo un hombre que besa a su esposa en el portal para irse al trabajo y su trabajo no era pasar diez horas en un cubiculo para tener una mala paga...

Quizás llevamos aquello demasiado lejos...

—Savvanah— le escucho susurrar mi nombre.

Trago en seco y limpio las finas lagrimas a las orillas de mis ojos antes de mirarlo de reojo.

Entonces el me mira sin decir nada, me examina de aquella forma que tanto detesto pues nunca he logrado descifrar que tanto analiza en aquella cabeza dura suya.

—Todo estará bien.

—Bien— digo a pesar de no estar segura de ello.

Ya no estaba segura de nada; no estaba segura de que seria de nosotros a partir de ahora...

Silencio.

Miro a Ray y me doy cuenta que hay algo diferente en el, algo en su mirada, algo en su expresión; algo parecido al miedo ¿Por que tendría el miedo? Raymond en la clase de hombre que nunca tiene miedo, el suele ser mi esponja; absorbe todo lo malo que mi y se lo lleva.

—Lo prometo, Savvanah. —Exclama.

Y entonces me doy cuenta que el coche ha girado, y comienza andar hacia la enorme estructura blanca. Su tamaño me aterra y me hace sentir pequeña ante las luces que la iluminan por la noche. Por un momento me parece un lugar horrible al que me han arrastrado. Mi corazón comienza a acelerarse y mis dedos a temblar.

El sonido de las llantas contra la adoquín es eco en mi cabeza y el silencio burdo hace mas pesada mi respiración; Mas nos acercamos, mas grande se hace, mas rápido late mi corazón, mas miedo me embarga...

Por alguna razón sentía que al llegar ahí, cuando el motor se apagara y el auto se detuviera ante las monumentales puertas del lugar, entonces yo perdería a Raymond.

Jadee cuando sucedió, como si alguien me hubiera golpeado el estomago en seco. El motor hizo un apenas audible ronroneo antes de la inquietante quietud.

Tensa, miro a Raymond quien se ha quedado mudo y mantiene la vista a la ventana, hacia el palacio.

—Raymond...— su nombre sale de mis labios como un chillido, débil y quebradizo.

Cierra los ojos.

Pero antes de que el pueda decir algo para calmar a mi acelerado corazón la puerta es abierta desde afuera y una asfixiante brisa calidad entra al coche, ante mis ojos, de manera majestuosa se extiende el palacio de los Grimaldi con las puertas principales abiertas de par en par...

Ray baja del auto con elegancia y agilidad, antes de virarse y extenderme la mano.

—Vamos, cariño. 




ACLARACIONES: 

Esta novela no ha sido editada, así que es probable que encuentren alguna falta de ortografía o de gramática, tratare de que no sea así, pero no soy una profesional así que piensen en eso antes de comentar cosas negativas. Gracias. 


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