II.

1.3K 207 35
                                        


Al día siguiente SeHun se encontraba cansado, era la hora del descanso para comer y no tenía ganas de nada. Miró una y otra vez hacia el césped detrás de la cancha de básquetbol y nada. LuHan no estaba ahí. Se molestó, aunque sabía que era absurdo. Él le había tratado de lo peor y aún esperaba que el pequeño siguiera observándolo de lejos.

—JongIn, ¿has visto al chico que se sienta en el césped de allá atrás? — preguntó a su amigo, un moreno de su misma altura, al único que tenía un poco de confianza. El mismo que le había llamado 'tonto' hace algunos años atrás.

—¿De qué hablas? — se burló —¿Eso importa? Si se sienta hasta allá atrás es porque ahí debe estar. No con nosotros.

—Su nombre es LuHan, ¿lo has visto?— insistió.

—¿Debería? Vamos SeHun, ¿para qué lo buscas? ¿Otra vez obligas a los demás a hacer tu tarea?

—Ya cállate— puso los ojos en blanco, a veces JongIn lo desesperaba mucho. Aun no comprendía bien por qué era su amigo.

—¿Y si no? No puedes andar mandando a todo el mundo. No eres un maldito rey. No todos te tienen que obedecer- hizo una mueca de burla y continuó lanzando bolitas de papel a un par de chicos que estaban sentados cerca. —Demonios, Sehun; pensé que habías madurado. Sigues siendo un tonto— se burló, mientras que SeHun solo podía reproducir en su mente la última palabra: 'tonto' 'tonto' 'tonto' 'tonto' 'tonto' 'tonto'. Se había vuelto a burlar de él. Recordó las palabras de LuHan. Se levantó inmediatamente, y cogió a JongIn de la camisa, logrando que este se pusiera a su altura.

— No soy un maldito rey, ni tú lo eres. Mírate, no eres nada sin mí. ¿Te crees mejor? No lo eres. Gracias a mí te conocen, de lo contrario seguirías siendo nada aquí o en cualquier parte del mundo. Oh... espera. Eres nada incluso aquí ¿Sabes por qué? — Le sonrió sarcástico —Exacto, sólo eres mi sombra, siempre vas detrás de mí— soltó su camisa y lo empujó, dispuesto a irse.

— ¿Sabes, SeHun? Sí, tal vez tu presencia nos dé algo de 'reputación'— hizo comillas con los dedos para enfatizar su tono de burla —Sí, nos consigues chicas, tenemos lo que queremos cuando lo queremos. Pero, ¿te has puesto a pensar cuántos aquí te soportan? No eres la primera opción de ninguno de nosotros. Nadie te llamaría cuando necesitaran algo. No tienes amigos. Puedes estar rodeado de muchas personas pero en realidad estás malditamente solo— se acercó más a él, amenazante. 

Cada vez más estudiantes se acercaban a ellos al escuchar la discusión. SeHun no quería a nadie ahí. Sin embargo, JongIn parecía disfrutar de la atención —No eres capaz de sentir absolutamente nada. No tienes corazón ¿Y pretendes que no pasa nada? ¿Te crees genial por matarte con cocaína? ¿Ya no lo recuerdas? ¡Tu padre y tu hermano murieron por tu culpa! ¿Te sientes mejor que yo por haber matado a dos personas? ¡Oh, que genial eres! Tan genial que tu madre desea que cumplas los 18 para botarte de tu casa— los demás alumnos comenzaron a susurrar y pronto esos susurros atormentaban la cabeza de SeHun. 

Todos lo sabían ahora. 

Miró fijamente a JongIn, como diciéndole que parara, porque SeHun no podía pronunciar palabra. No había forma de desmentir todo aquello, porque JongIn tenía razón. 

—No eres nada más que problemas. Un demonio con cara bonita. Sólo puedo reconocer una cosa, tienes suerte. Si no fuera por tu aspecto no hubieras durado mucho. Nadie te va a querer en este mundo o en algún otro. ¿Quién podría hacerlo? Si ni tu madre lo hace. Destrozaste a tu familia. Te destrozas a ti mismo. Y haces pedazos a cada persona que encuentras. Ahora dime, ¿sigues pensando que eres mejor que yo? Yo no mato personas, SeHun. Yo no hago llorar a mi madre, yo no me inyecto cualquier líquido que encuentro. ¿Qué soy nada? ¿Qué eres tú entonces? — JongIn rió una vez más. 

Epifanía [HunHan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora