Souvenir

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La noche reina. La luna irradia su blanquecina luz sobre los techos de los hogares. Una temperatura agradable, ideal para disfrutar de un largo sueño. Apenas se escucha el zumbido de un molesto mosquito en tu habitación. Estás atento mirando al monitor de tu computadora, leyendo una de esas tontas historias de terror que no asustan a nadie. Tus padres, duermen. Tu mascota, afuera. Todo en su lugar, como en cualquier típica noche. O eso es lo que crees tú...

La armonía nocturna se interrumpe con una brisa que golpea las cortinas de tu habitación, y las hace temblequearse con energía. Te sobresaltas, no esperabas tal evento en el medio de semejante paz. Pero no es nada, retornas con tu computadora. Sin embargo, un sonido muy bajo cobra la atención de tus oídos. Sí, es casi imperceptible, pero lo puedes oír. Suena como si fuesen pisadas descalzas que se arrastran en un alfombrado.

Reconoces ese ruido. Es del living de tu casa. Te piensas lo peor, algo o alguien está en tu casa. Sueltas la mano del mouse y diriges toda tu concentración hacia el sonido. Despue's de haberlo escuchado dos veces, parece que no hay señales que se este' repitiendo nuevamente. Tal vez hay algo liviano en el suelo del living que este' siendo movido por esta rara brisa del día de hoy.

Vuelves a tus actividades virtuales, un poco afectado por los hechos. Continúas leyendo la historia. Vaya que se ha vuelto aburrida, decides apagar la computadora de una vez por todas. Mañana debes despertarte temprano. Acomodas las sábanas de tu cama. Un fuerte golpe en la pared, del lado de la calle, hace que casi te caigas del susto.

Te aferras a tu cama, aterrado. A lo mejor era uno de esos borrachos que anda por las calles a cualquier hora. Sin embargo, la curiosidad mató al gato.

Podrías asomarte por la ventana y asegurarte que el sonido fue lo que piensas que fue. Estás un tanto nervioso, asustado. La sugestión provoca que te imagines cualquier cantidad de cosas horripilantes y descabelladas. Pero, vamos, que más puede haber allí afuera. Alzas las blancas cortinas de tu habitación, para ver el exterior. Te asomas por la ventana.

No hay ni un alma en toda la cuadra. Hasta parecía que ni los autos habituales estaban hoy allí. Observas de izquierda a derecha, pero no hay signo de vida alguno. Bueno, que más da. Debías dejarte de alucinar, o de exagerar las cosas, e irte a dormir de una buena vez. Finalmente, te recuestas y te tapas. Cierras tus ojos y pese a todo te duermes profundamente...

Un sexto sentido se activa en ti. Esa sensación de cuando hay algo intruso en el lugar. Te despiertas súbitamente. Intuyes algo cerca. Miras rápidamente hacia la ventana. No hay nada, sin embargo está abierta, y tú no la habías dejado así. Notas un extraño líquido en la blanca pared. Te alejas instantáneamente de allí, y te sientas en tu silla de la computadora.

"¡¿Que demonios está pasando aquí?!" Te preguntas, asombrado y asustado.

Continúas mirando, ahora con detenimiento, lo que hay en la pared. Era lo más similar a baba de caracol que había. Ahora sí algo andaba mal de verdad. Ni loco te animabas a asomarte nuevamente por la ventana. Reúnes coraje y abres la puerta de tu habitación. Un oscuro y desolado pasillo esperaba allá afuera. El interruptor de la luz estaba a un par de metros.

Te acercas un poco y estiras tu brazo al máximo, consiguiendo con e'xito la luminosidad que necesitabas para relajarte. Ahora el paisaje era más siniestro aun: se podía ver un camino, hecho del mismo líquido que había en tu pared, que terminaba en la habitación de tus padres.

Tus piernas temblaron inquietas. Sea lo que sea que haya, ya entró en contacto con tus padres. Sigues el camino, mirando a tu alrededor para evitar llevarte una ingrata sorpresa. Consigues llegar a la puerta de la habitación.

La puerta estaba entreabierta, y desde adentro algo emitía una tenue y amarillenta luz. Lentamente abriste la puerta por completo, y un desagradable y macabro panorama se presentaba ante ti: un ser, amorfo y horrible, de colores vivos, estaba al pie de la cama, mientras examinaba a tus padres, que seguían dormidos, con algún extraño instrumento que era el que emitía la luz.

Cuando entraste, posó su mirada en ti. Tenía una mirada seca, que carecía de sentimiento alguno. Balbuceó unas palabras, en un idioma desconocido, y apuntó el objeto hacia ti. Usaste tus brazos para taparte, reflejo automático. Sin embargo, el objeto parecía que no te provocaba daño alguno. Es más, su espectro lumínico generaba una especie de relajación en ti. Te sientas lentamente sobre el suelo, sin quitarle de encima tus ojos al extraño visitante.

e'ste ahora construía una ligera sonrisa de satisfacción en su rostro a medida que observaba cómo te ibas durmiendo profundamente. Una vez dominado por aquella cosa, el ser se volvió sobre tus padres, que claramente tambie'n estaban poseídos por el artefacto de la criatura. Se aproximó hasta quedar a sólo algunos centímetros de distancia.

Acercó sus extremidades, y con una brutalidad despiadada, y sin dudarlo ni un segundo, arrancó las narices y ojos de ambas personas. La sangre chorreaba entre las mantas. El misterioso monstruo guardó en una especie de caja redonda los órganos que había extirpado. Otra sonrisa se dibujó en su rostro, ahora más notoria y satisfecha que antes. Tenía lo que necesitaba.

Emitió algunos sonidos más, o palabras, y de un violento salto, rompió la ventana y escapó, donde con otro de sus instrumentos se elevó hacia el cielo y desapareció de la faz de la Tierra.

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