Parte 1 Luna maldita

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Cinco mil quinientos años antes de Cristo.

Una noche de luna llena los dioses del cielo bajaron furiosos a la tierra y los dioses del infierno se reunieron con los dioses del cielo en una explanada en medio de un bosque, en algún lugar del planeta tierra. Los dioses del cielo estaban colocados en un lado de la explanada y los dioses del infierno en el lado contrario. Poco después aquella explanada se convertiría en un gran y terrorífico campo de batalla.

Dos mil años después de aquella batalla una población apareció en aquellas tierras tan destrozadas. Una raza diferente a la que había hasta ese momento, en ese planeta. Aparecieron los humanos, evolución tras evolución hasta llegar a ser humanos. Pero en ese planeta no estaban solos, con ellos se encontraban animales salvajes y otros seres que no eran animales ni humanos.

Cuatro mil años después de la batalla de los dioses. En una aldea de aquel planeta vivían un gran grupo de seres que no eran humanos ni animales, los humanos de ese tiempo los llamaban demonios o monstruos. Una noche, con una gran luna roja, una mujer demonio dio a luz a un niño. Aquel niño se convertiría en el rey de aquella aldea, algún día.

Dieciséis años después. Aquel niño creció convirtiéndose en un chiquillo sano, curioso y valiente. Aquel chiquillo fue educado y enseñado para vivir en el bosque, le enseñaban a cazar, a curar, a vivir en aquel lugar al que llamaban hogar. El chico pasaba la gran mayoría del tiempo en el bosque sumergido en sus pensamientos.

-Te he encontrado. ¿Qué haces aquí?-Dijo un hombre de larga edad -¿Como me has encontrado?-Dijo el chico. El hombre soltó una suave y silenciosa carcajada, una carcajada de ironía.-Es fácil saber donde estas. Puesto que te conozco y te cuido desde que naciste.-El anciano se sentó junto al chico- ¿Puedo preguntarte una cosa Glen?-Dijo el chico mirando al anciano llamado Glen.-Claro, porque no. -El chico miro al cielo y empezó a preguntar.-¿Porqué estamos aquí y qué papel jugamos en esta vida tan larga y en este lugar?-El anciano se sorprendió y también miro al cielo y le contestó.-Sabía que llegaría el día en el que me preguntaras esto y como tu maestro me corresponde contestarte a dicha pregunta.

Todo empezó en aquella batalla que ya te nombré una vez, la batalla entre los dioses. Aquella batalla fue un desastre para los dos bandos, cada uno con sus propios problema ya que estaban muy igualados en fuerza y poder. Aquella batalla duró quinientos años. Una joven diosa del cielo se enamoró de un joven, que era el hijo del rey de los dioses del infierno. Se enamoraron a primera vista en la batalla, el joven iba con un gran amigo suyo, cuyo amigo fue mandado por el rey de los dioses del infierno que cogiera a su única hija y la protegiera en el bosque. Sus ordenes fueron que escaparan, no volvieran y fueran felices juntos. Aquella pareja fue bendecida en matrimonio poco antes de aquella batalla. La hija del rey de los dioses del cielo, la cual nombré antes que se enamoró del príncipe, estaba prometida con otro dios del cielo. Pero la joven no quería casarse con él, ya que no lo amaba pero el matrimonio fue decidido por su padre. La joven al ver a aquel chico que la miraba y la dijo que se fuera con ella, ella le siguió. Introduciéndose en el bosque con el joven y la otra pareja. A un kilómetro y medio de la batalla el prometido de la princesa, la agarró por la muñeca, la cual corría detrás del príncipe agarrada de su mano. Tras pararse en seco, el hombre y el príncipe se miraron fijamente a los ojos y el hombre dijo "Ella es mía" y el príncipe contestó "no lo permitiré".

-Glen, se quedó callado durante unos instantes pensando en lo que estaba diciendo, mientras, el chico se quedó mirándolo para que continuase, cuando el anciano se dio cuenta de que lo miraba el joven continuó hablando.

-Los dos comenzaron a pelear, espada contra espada, cuando ya llevaban un rato peleando con algunas heridas en el cuerpo, una flecha salió de entre los árboles, la cual se clavó en la espalda del joven príncipe. El príncipe calló de rodillas al suelo y la princesa corrió hacia él. El joven la susurró algo al oído y cayó derrotado.

La princesa empezó a llorar y gritó de sufrimiento. Poco después mientras el hombre se llevaba a la princesa de vuelta con su padre, una flecha nueva salió disparada hacia la princesa de los dioses del infierno que estaba en estado de shock a escasos metros de su hermano. Su pareja se puso delante de ella y la flecha se clavó en su hombro derecho. Inmediatamente agarro a la princesa y salió corriendo llevándola a lo más profundo en el bosque. Al día siguiente, el chico fue a donde estaba el cuerpo del príncipe, para sepultarlo con el honor que un príncipe tendría al fallecer. Al acabar la guerra los jóvenes fueron en busca de sobrevivientes. Con todos los sobrevivientes construyeron una aldea que cada año crecía más y más. Hasta formar esta aldea a la que ahora todos nosotros llamamos hogar. Nosotros no vivimos solos en este planeta. Hay más seres aparte de nosotros y nuestro deber es mantener el equilibrio de la vida.

-El chico se quedó perplejo ante la última frase, la que decía que tenían que mantener el equilibrio de la vida.-Esta bien si ahora no lo entiendes, porque dentro de unos años, lo entenderás.-Dijo el anciano sonriendo y revolviendo el pelo del muchacho.-Ahora es hora de que vuelvas a casa. Ya es hora de cenar y te estarán esperando.

La llamada del cielo y del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora