UN AMOR OLVIDADO

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Plagg estaba aterrado, era imposible que ese perro le estuviera hablando, así que haciendo uso de sus fuerzas logró zafarse y escapar de la habitación pero aun así Black fue tras él.

No importaba donde se escondiera; Black lo encontraba en cuestión de minutos, la única salvación era salir y esperar perderlo. Adrien por su parte volvió al cuarto por su celular antes de irse.

-Bien Plagg, vámonos.- no recibió respuesta.- ¿Plagg?

Quizás salir a la calle no había sido la mejor idea, ahora no solo tenía que huir del perro que lo perseguía sin cesar sino que también debía ocultarse de las personas que transitaban por la calle. Cuando se sintió seguro miro hacia atrás y no lo vio pensó que se había salvado por lo que suspiro aliviado.

-¿Buscabas a alguien gatito?

-¡Ah!

Black volvió a lanzarse sobre el otro esta vez sin dejarle escapatoria.

-¿Qué quieres de Adrien?

-No deberías preocuparte más por ti ahora.

El cachorro estaba disfrutando del miedo de Plagg así que se acercó lentamente para devorarlo pero antes de hacerlo una voz entre susurros pareció llamar su atención.

-Esa voz.

Plagg también la escucho pero era un idioma que no entendía claramente. Black miró el edificio que tenía de lado; una gran pirámide de cristal donde los rayos se reflejaban perfectamente.

-¡Dime qué eso gato!-decía amenazante.

-¿Qué cosa?

El cachorro lo sostuvo de su cabeza y le señalo el lugar.

-¡Eso!

-El museo supongo.- contesto.

-¿Museo? Claro.

Black tomo a Plagg como un juguete y lo lanzo contra uno de los botes de basura el cual por su tapa giratoria mareo al pequeño kwami.

-¡Déjame salir!- se quejaba.

-Se bueno y espérame aquí, gatito, no tardare.- sonreía maliciosamente.

A escondidas y burlando la seguridad Black logró colarse hasta la sala de exhibición egipcia dónde provenía la voz; allí se encontraban varias reliquias, tesoros de la familia real así como papiros y otros restos arqueológicos.

-Wow. Es...como volver a casa.- el brillo en una vitrina llamo su atención.- ¡Es el cetro del sol!

Black se acercó emocionado y lo rodeo cautelosamente se decepciono al notar que su poder se había debilitado.

-No. Ya no me sirve.

Planeaba volverse para salir pero entonces miró la placa de jeroglíficos en la pared.

-Ah, así que para esto la utilizaron.- mirando como el cetro había sido utilizado para revivir a la esposa de uno de los faraones pero conforme avanzaba en el escrito una figura lo hizo mirar más de cerca.- "Antes que nuestro Dios lograra llamar a la Tierra a nuestra reina el ritual fue interrumpido por..."-alzo su mirada una ira y rencor marcaron sus ojos.- ¡Ladybug! Tú... siempre tú.

La voz volvió a escucharse por lo que Black aún molesto se alejó de la placa y volvió a seguir a la voz. Se encontró en una habitación oscura, iluminada por antorchas que daban un aire de soledad, en ese cuarto se encontraban algunas momias y los ritos de sepultura, pero lo más llamativo era la enorme estatua del Dios Anubis.

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