Bad obsession - Guns and Roses
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-Louis tenía una mala obsesión.
Esa obsesión tenía un lindo rostro.
Louis tenia un novio, Harry era su nombre, un chico bonito de rizos color chocolate y ojos verde esmeralda.
Louis estaba obsesionado con él.
Harry vivía con Louis, él solía llegar a casa todas las noches drogado y oliendo a sexo.
Louis se sentaba a su lado y sobaba su espalda suavemente, haciendo movimientos lentos y circulares, eso relajaba a Harry y no era hasta que éste caía dormido, que Louis se permitía llorar.
Louis no era especial para Harry ¿a quién quería engañar? No eran el uno para el otro, nunca lo serían. Para Harry, Louis sólo era su zorra.
"Perdona mis pecados, señor" pedía Louis todas la noches arrodillado frente a la cama con sus manos juntas y cabeza gacha.
Louis era puro y religioso, se lamentaba todas las noches por amar con locura a un hombre, alguien de su mismo sexo, por haber pecado, pero esas ideas absurdas se iban a la mierda cuando el rizado le arrancaba la poca inocencia que le quedaba para darle a Louis lo que más le gustaba: Él en la cama.
Harry le enseñaba a Louis todas las noches que pecando también se podía alcanzar el cielo.
Entonces, Louis se olvidaba de los comentarios malos que le decían todos los domingos en la iglesia, se le olvidaba que Harry era un pecado...
'A este gatito le gustan las malas obsesiones' solía decirle Harry a Louis mientras se llenaba la nariz con cocaína.
Y Louis sólo sonreía mientras pasaba su lengua suavemente por la nariz del rizado para quitar los restos de polvo blanco.
'Te amo' le había dicho un día Louis sin poder evitarlo, ya no podía mantener en silencio sus sentimientos.
Harry no dijo nada, sólo se marcho.
En la mañana, Harry estaba parado en medio de la pequeña sala y cuando vio a Louis lo dijo:
'También te amo, Louis'
'Mentir es un pecado, Harry'
'Tengo muchos pecados en mis manos, lindo, me importa un carajo uno más.'
El corazón de Louis se rompió al escuchar esas palabras y desde ahí todo cambio.
Él ya no era el niño despistado y tímido de Harry.
Sin embargo, le era inevitable no seguir cayendo por Harry, por sus ojos engañosos, por su sonrisa mentirosa y por esos labios rojos y suaves que lo hacían sentir tan bien, era inevitable no tener esa mala obsesión.
Tan inevitable como el fin.
Una noche de tantas en las que Louis esperaba al rizado en la cocina con una taza de café, Harry por fin había llegado a casa y para sorpresa de Louis, este sólo estaba un poco ebrio.
Discutieron, Harry golpeó a Louis y Louis decidió acabar con esa maldita locura.
Cegado por el coraje y el mar de emociones que le hacia sentir Harry, tomó un cuchillo que estaba a su lado y lo enterró en el cuerpo del más alto, una y otra vez.
La sangre salpicaba, manchando su cara y empapando su ropa, pero Louis no paraba, él sólo podía ver maravillado como la sangre brotaba del cuerpo muerto de su novio. La habitación era llenada por el ruido constante del cuchillo siendo enterrado en el frío cuerpo y Louis pudo sentir el éxtasis correr por sus venas, él sentía algo nuevo, sentía poder y adrenalina quemando sus entrañas.
En su podrida mente estaba siendo gravada aquella gloriosa escena del mutilado cuerpo.
Louis había descubierto algo mejor que Harry y las drogas.
Louis tenía una nueva mala obsesión.