Obi Wan Kenobi paseaba por las calles de la ciudad rápido, sin mirar hacia ningún sitio en concreto, pero sabiendo perfectamente a qué lugar se dirigía. El maestro jedi se apartó el cabello, que había ido dejando crecer, mientras resoplaba pensando en lo que se le venía encima. Llevaba una semana tremendamente ocupada. Su padawan, Anakin Skywalker, estaba cada vez más arisco y rebelde, y aunque no le había sacado el tema con claridad, sabía que sus sentimientos por la senadora Padme Amidala eran mucho más intensos de lo que en realidad le dejó entrever el joven cuando le preguntó sutilmente. Y para colmo de males, tenían la misión de proteger a esta senadora de los recientes intentos de asesinato que había sufrido últimamente; de hecho, recordó tocándose un cardenal en el brazo, esa misma noche habían atrapado a una cambiaformas que había protagonizado el último atentado contra la senadora. Sin embargo, había muerto alcanzada por un dardo antes de revelar que mercenario la había contratado.
Un grito de advertencia lo devolvió bruscamente a la realidad. El maestro jedi se apartó de la trayectoria de un vehículo que había estado a punto de arrollarlo. Suspirando, volvió a recordar los recientes ataques. Su desarrollada conexión con la Fuerza le advertía de que aquello sólo era el comienzo de algo mucho peor. Por eso mismo, el joven maestro jedi se dirigió con firmeza a una puerta casi camuflada entre dos enormes edificios que apenas dejaban espacio entre ellos y tocó con decisión. Necesitaba olvidarlo todo por un breve tiempo. Necesitaba despejarse, soltar las preocupaciones y la tensión, y sentir; aunque fuera una mentira, que el peso de todo aquello no descansaba sobre sus hombros. En resumen, la necesitaba a ella.
La puerta emitió un pitido y se abrió lentamente, y el joven maestro entró cerrando rápidamente tras él. Inspiró profundamente, llenando los pulmones con ese suave aroma a vainilla que lo cautivó desde que sus caminos se cruzaron, y sonriendo, se giró para ver a su ángel personal. Aunque quizá el término ángel no fuese el más adecuado.
La joven lo observaba recostada en el marco de la puerta. Su postura podría parecer casual para cualquiera que no la conociese, hasta despreocupada, pero no para él. Sabía perfectamente que estaba muy estudiada. Ella nunca se movía sin pensar. Su cabello moreno estaba recogido en un millar de finas trencitas, y a su vez semirrecogido en su nuca, quedándose así a la altura de sus hombros y enmarcando una cara de piel pálida como la porcelana, en el que destacaban sus enormes ojos avellana y sobre todo, su boca. Aquellos labios finos y rosados que esbozaban ahora mismo una sonrisa que lo volvía loco.
"Hola, Ben" murmuró la joven. Su voz era como campanillas de cristal meciéndose al viento: perfecta. Preciosa. Musical. Sólo ella lo llamaba Ben. Al principio le molestaba, pero acabó sintiéndose más y más cómodo con el, hasta que se convirtió en su segundo nombre, su nombre privado, el que sólo usaba con ella.
"Hola, Anjara" levantó su mirada, encontrándose con la de la chica. Los ojos azules grisáceos de Ben se fundieron con los avellana, y ambos se dirigieron hacia el otro, andando lentamente. Cuando se encontraron en el centro de la habitación sin embargo, no se atrevieron a tocarse, simplemente siguieron mirándose a los ojos. Ambos sabían perfectamente lo que era aquello, y también que estaba condenado al fracaso. El maestro jedi no podía casarse, ni formar una familia, ni tener siquiera un lazo formal, puesto que sus sentimientos debían ser lo último para él, y Anjara lo sabía. Además, incluso sin todos aquellos problemas, se llevaban ocho años de diferencia. Ella acababa de cumplir la mayoría de edad mientras que el ya iba por la mitad de la veintena. En definitiva, una relación complicada. Pero aún así se resistían a renunciar el uno al otro; se querían. Aunque estuviera prohibido, y condenado al fracaso, se querían.
Anjara sonrió al joven jedi y le indicó con un gesto que se sentara en el sofá. Una vez allí, sirvió dos copas de un espeso líquido y se sentó a su lado. "Dime, ¿qué está pasando? Sólo vienes a verme cuando te marchas una temporada o cuando todo va mal." "Ambas cosas. Están ocurriendo muchos atentados contra las vidas de los senadores, y esto sólo es la punta del iceberg. No sé cuanto tiempo pasará antes de que me envíen a una misión, y...necesitaba verte."
Obi Wan apartó la vista y se bebió su copa de un trago. Anjara simplemente sonrió y dejó la suya sobre la mesa. "Ven. Estarás cansado." La joven lo guió hacia otra habitación, en la que había una enorme bañera con agua caliente. Con un sensual movimiento, se deshizo de la chaqueta que llevaba puesta, y mirándole fijamente, empezó a soltar la túnica del maestro jedi, que no podía quitar su mirada del cuerpo de su joven acompañante.
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¡Hasta aquí el primer capítulo! Probablemente esta historia tenga un sólo capítulo más, en el que habrá mucho salseo (ya me entendeis jeje) aunque si veo que la pareja gusta y me lo piden quizá haga unos cuantos capítulos más, de momentos aislados o incluso una historia. De momento soy muy nueva en esto, así que si os gusta comentad por favor, y si teneis sugerencias o ideas tambien. ¡gracias por leer!
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Por una noche.
Fanfictionshortstory Obi Wan x Personaje original. El joven maestro jedi solo buscaba descansar una noche. Sabía que aquello le estaba prohibido, y que sus sentimientos eran lo último frente a la República, pero aún así, necesitaba fingir, aunque fuera por u...