El sonido de la gruesa puerta se escuchó nuevamente de la pantalla, cambiando rotundamente la escena, hacia ahora, a lo que parecía el tercer interrogatorio.
—Elías Tejero, ingeniero.—ahora aparecía un muchacho con barba, aparentemente de la misma edad que María José; con la mirada fiajada en el suelo, perdida.—...Eehh, tengo 27 años y...¿P-Puedo...Puedo ir al baño?—comenzó a buscar por toda la habitación con la mirada a esa voz que no tardó en responder.
—¿Tenes que ir justo ahora?—se oyó algo molesto; la puerta de inmediato se encontraba abierta—Dale, andá.
El video se cortó y al reaparecer nuevamente la imagen, Elías se encontraba en su lugar.
—Yo estaba yendo a la casa de mi cuñado cuando una camioneta blanca casi me atropella.—su manera de relatar su historia era demasiado tranquila, realmente tomaba su tiempo en cada palabra—Eh...Me acuerdo que unos tipos salieron de, de ahí de atrás del vehículo; tenían las caras cubiertas y unos tatuajes muy extraños, todos por el cuello y por los brazos—levantó sus antebrazos y se tocó el cuello cuando explicaba esto.
—Wow, ¿en serio?—la voz sonaba sorprendida, y a la vez, un tanto irónica.
—Si. Me agarraron, tanto de los brazos como de las piernas; yo intenté defenderme como podía pero apareció uno de la nada que me puso algo en la boca y...y no entendí nada despues de eso.—se notaba confundido consigo mismo, como si lo que decía era realmente realidad.
—Gracias por contarnos esto, Ruíz, podes retirarte.—y la puerta se abrió.
—Eh, si.—aparentemente el estruendo lo sacó de sus pensamientos.
Por unos 30, 40 segundos, la sala se halló completamente vacía y en silencio, la puerta había quedado abierta, y en un instante pudo oírse como un grito desgarrador provenía del exterior de esas cuatro blancas paredes; no obstante, fue interrumpido a los milisegundos de escucharse, ya que el siguiente testimonio apareció.
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G.A.L.O
Science FictionDigamos que ella no quiso dejar pasar la oportunidad de tener un nuevo teléfono celular en sus manos.