Capítulo uno: Y si Julieta no muriera

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Era frágil y dulce demasiado inocente para ser una asesina, demasiado leal para traicionar, demasiado noble coma para empuñar un arma. Una criatura tan pura no podía vivir en la crueldad de nuestro mundo, no formaba parte de la realidad espantosa que nosotros habíamos creado, era tan libre y nosotros la encadenábamos, atándola a ahogarse en lagrimas de dolor, manchándonos de la sangre del inocente y bañándonos en oro, cubriéndonos con ropas de seda mientras que el mundo que nos rodea se consume en su propia miseria, motivados a matarnos unos a otros como animales para conseguir una mísera moneda, alabando a los ricos y dándoles poder para que influyan miedo en nuestros corazones mientras marginábamos a los necesitados.

Pero ella era libre, un espíritu indomable, alguien que lucharía incansablemente por la causa que creía justa, una rosa que sabia usar las espinas, pero aun así y con ese rugir de leona en su interior y la ferocidad que llegaba a influir, a simple vista creerías que con un soplido se rompería en millones de pedacitos como el cristal, perteneciente al cielo y nunca condenada a arder en las llamas del infierno y por esa razón debía irse y tener una segunda oportunidad por que si los seres mas viles y crueles que pisaban la Tierra la tenían por que un ángel que irradiaba tanta luz y alegría estaría condenada a un final tan ruin, debió correr, volar lejos de aquí y nunca mas volver.

Pero ¿es que lo olvido? y toda la malicia creciente a mi alrededor me a hecho perder la cordura porque para mi el hubiera no existe y el pasado no se cambia, aunque el futuro no este escrito... ni siquiera el suyo, pero yo mismo lo redacte y escribí en el pergamino de su vida con sangre tiñendo el blanco de carmesí y a cada palabra empuñando el cuchillo con el que atravesaría su cuerpo, borrando su brillante sonrisa, robando el resplandor de sus ojos, destiñendo el rojo de sus labios, dejando que el frío la invadiera para que su alma se liberara y en ella reinara el silencio eterno de la muerte para que de la vida ya no viera nunca mas la luz.

Iba a encerrarla en el paraíso para que aquellos que sufrimos aquí no rasguemos su eterna belleza y felicidad; me gustaría que se quedara, me gustaría ser capaz de amarla como ella me ama, pero mi corazón se pudrió hace mucho tiempo dejado una cicatriz que a veces aun duele, como me gustaría poder elegir y no hacer esto pero no hay escapatoria ¡He buscado incansablemente y en el laberinto no existe otra salida! me siento inútil, estúpido, y pequeño, mas inservible de lo que jamás me he creído capaz.

Mientras camino por el corredor siento mi pulso acelerarse y un sudor frío en mi frente. He llegado y ya no hay vuelta atrás, lo haré, si así es, lo haré por ella para que no sufra, para librarla de los demás y lo que puedan hacer, abro la puerta sin hacer ruido, esta dormida me acerco lentamente y hago algo que jamás pensé que haría en la vida, la beso en los labios y una lágrima cae de mi rostro.

-Como lo siento- Murmuro.

-Te amo- y entonces clavo la daga en mi cuerpo y caigo de rodillas al lado de la cama.

-Te amo- digo sollozando.

Y es entonces cuando creo que muero...


Y si Julieta no murieraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora