Nombre: Florencia Llona.
Sexo: Femenino.
Crimen cometido: Asesinato.
Historia antes de ser inscrita: Se estaba poniendo de noche cuando Florencia decidió ir de regreso a casa, en su moto, luego de un día agotador en el colegio, llevaba su campera de cuero negra desprendida dejando ver una remera blanca, y unos leggins y botas negros, dándole esa apariencia de chica mala que ya todos conocían, con su gran y rulosa melena rosa al viento. No podía faltar aquel estruendoso sonido de su moto acelerando y dejando atrás aquel infierno. Estaba realmente agradecida, porque teniendo 17 años ya estaba a días de terminarlo e irse lejos de ese pueblo a completar sus estudios en la universidad y no volver jamás. A pesar de lo que muchos pensaban ella era estudiosa y le encantaba leer.Bajó de la moto cuando ya había llegado, escuchó unos gritos provenientes de la cocina. Últimamente sus padres no pasaban un día sin pelearse, pero cuando Florencia llegaba ellos se callaban y actuaban como si nada hubiese pasado, este no fue el caso de ese día. Cuando la chica entró a la cocina, vio lo que nunca creyó ver, su padre sujetaba un cuchillo y su madre una botella rota de vino. No supo como actuar, su primera reacción fue gritar, su padre la miró, y la mujer aprovechó a hacerle un gran corte en el brazo, haciendo que este suelte el cuchillo. La chica corrió hacia el filoso objeto e hizo lo primero que se le vino a la mente, con toda la rabia contenida desde que tiene memoria, cada golpe, cada palabra hiriente, cada engaño, se fueron con aquel objeto atravesando el pecho de su madre. Veía la sangre cayendo y manchando sus manos. -No, no es posible- pensó ella, era una pesadilla. Sintió unos brazos envolviéndola y alejando su mano del filo que quedo incrustado en el corazón de la que alguna vez consideró su madre. El hombre la sostenía para que no se derrumbara y le hablaba diciéndole que no era su culpa, pero ella solo escuchaba susurros siendo opacados por la irritante voz en su cabeza repitiendo una y otra vez "Has matado a tu madre".Florencia ya no era la misma, sus vestimentas no cambiaron, pero dejó de salir a fiestas, ir al colegio y hablar con sus amigos. Sus chistes sarcásticos, mala conducta y palabras mal sonantes para con su padre lo herían, sentía que su niña ya no lo amaba.Días después estaba declarando ante un juez que le asignó un instituto para modificar su conducta, su padre trató de interponerse, pero la ley lo dictaminó y ya no había nada que hacer.Materias extras escogidas: Teatro, música y boxeo.