Abuso

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La inocencia tiene una fecha de caducidad.

Una simple acción, una simple frase puede traernos nuestra perdición.

Los juguetes que nos rodean tienen un pasado morboso y siniestro.

No te dejes arrastrar por el veneno de la sexualidad.

Me deje llevar por alguien que almacenaba más experiencia que mi destino.

Este fue un encuentro inesperado, una aventura nunca antes contada.

Al verlo, presencie un alma maligna que me provocaba descubrir en lo inexplorado.

Nuestras miradas conversaron en un instante, y mi falta de experiencia lo atrajo.

Él sabia que yo era viajero, más no sedentario de este mundo lleno de atrocidades.

Empezó con sus manos que venían de otro mundo a enseñarme que los placeres de la vida se encuentran en la simbiosis de los cuerpos.

Palabras mojadas y suspiros arrogantes.

Poco a poco perdí las armaduras que protegían mi intimidad.

Un aura de deseo se apodero de mi y continué perdiendo mi dignidad.

Caricias y aullidos plagados de deseo.

Quería que ese individuo se adentrara en mi espíritu y me llenara de tal felicidad.

Con un toque saboreaba el cielo y no bajaba a pesar de mis pecados.

Era una obra de arte siendo descubierta por un artista lleno de magia.

Existía una magia en su forma de verme que rompía con mis esquemas, con mi integridad personal.

Quería que los vacíos que me hacía sentir se diluyeran en mi sangre para vivir en la catarsis eterna.

Luego de unas palabras llenas de sentimientos e ideas llenas de placer, se acabo el elixir del amor.

Descendí de tan adorado cielo, sin un adorno que previniera mi caída tan repentina.

Desperté de la fantasía y el erotismo.

Esperaba que el sabio me dejará seguir sus pasos para aprender más.

Pero fuí rechazado y expulsado de ese mundo instantáneamente.

Me abandonó, dejándome humillado con mi alma fuera de mi.

Suplicando la devolución de mi virtud, perdí mi integridad y mi inocencia.

Los juguetes dejaron de ser mi luz matutina, lo inmaculado emprendió en un viaje eterno.

Me sentí... destrozado.

Ideas llenas de rencor y odio por un abuso de mis adentros.

Me sentí... utilizado.

Descubrí que las historias de amor no salían de los libros porque eran demasiado fantásticas para pisar esta tierra putrefacta.

Me sentí... impotente.

Deje de jugar con juguetes para convertirme en un juguete lleno de elixires de deseo, pero vacío y sin alma por dentro.

Mi abusador se había marchado con algo que sólo se pierde una vez y por más esperanza que tengas, esta se esfuma.

Perder la inocencia es una cosa muy jodida.

Deje de escuchar voces del altísimo por mi virtud para arrebatar otros elixires inmaculados.

Quisiera ser viajero de nuevo y emprender mi propio viaje por la oscuridad, mientras paso a paso evito trampas contra mi ser.

Fue una mala jugada el a ver vendido mi alma al deseo.

En un sólo momento me sentí un Dios de Dioses, rodeado de musas y cielos llenos de atardeceres.

Pero la felicidad no es eterna, el día necesita de la noche y allí me encontraba atrapado yo.

Entre la eternidad del dolor y la soledad.

Las personas sabias se aprovechan de los viajeros por su falta de experiencia, adentrandolos en un sin fin de lujos, lujos que se pierden con el tiempo.

Es por eso que debemos dejar a un lado la curiosidad y guiarnos por un camino no tan turbulento.

Las personas mayores abusan de los niños por su inocencia, obligandolos a sentir deseos que ellos todavía no han vivido, deseos que se convierten en pesadillas.

Es por eso que debemos alejarnos de ese aura que nos ofrece un sin fin de dolor y seguir el camino de la inocencia.

Deseaba que la persona que se llevara mi virtud, me hubiera deseado no tanto por el elixir que poseo, sino por la belleza que posee mi ser.

Ahora existen miles de pesadillas de sabios que desean arrebatarme las pequeñas ganas de vivir que me quedan.

Dolor en un órgano que me mantiene con vida, que ama y que siente.

Mi corazón desea abandonar el camino, pero sé que algún viajero me ayudará a soportar este envenenamiento de experiencia que me atormenta.

El abuso a los niños es una cosa muy jodida.




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