La primera vez

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Sus labios contra los míos en una habitación solitaria, sus labios por todas partes. Era una nueva sensación, nuestro respirar y palpitar estaban acelerados pero era unísono.
Me vio desnuda, una sensación de vergüenza me envolvió, pues mi cuerpo no entra en el actual estereotipo de "belleza", lo atrajo para él y lo besaba, repitiendo lo hermosa que era, quitando toda duda en mi.
Mis labios recorriendo sus hermosas clavículas, sus bellos lunares, su cuerpo era un mapa en el que me gustaba perderme.
Felaciones, gemidos, orgasmos, amor en su máximo esplendor, repetirlo una y otra vez.
Perder la virginidad...eso acabábamos de hacer.
Al terminar el orgasmo, nos quedábamos tumbados en la cama, mirando el techo, como si fuera un cielo que ambos imaginábamos, lleno de estrellas, nos hundimos en charlas que iban desde simples bobadas, anécdotas hasta la misma creación del universo, los besos seguían, las miradas y más, me sentía infinita, cuando era hora de irse, me vestía como si fuera una muñeca, salíamos de la habitación, haciendo bromas y riéndonos, agradecidos de tenernos el uno al otro.
[...]
Ahora ya no esta, no besa mi cuerpo y no hay charlas prolongadas, sólo buscaba sexo para después desaparecer, quizá no significó nada para él, quizá sí, ya no lo sé, pobre aquella que caiga en sus mañas, pobrecito de él.

Narraciones De Un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora