U N O

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Luna.

Como siempre, los grises atardeceres de Londres me dejan mucho que imaginar ahora estoy parada en mi balcón esperando que las estrellas abracen a la oscuridad y cuando ya lo han hecho las calles comienzan a tornarse solitarias y las farolas de la calle iluminan a las pocas personas que se atreven a salir en una noche tan fría como la que presenció, pero una persona en especial logra captar mi atención; su cabello rubio brilla debido a las farolas.no logró ver más allá de la oscuridad nocturna. Creó que ha sentido mi mirada y cuando voltea a verme su profunda mirada se ha perdido rápidamente entre la oscuridad de la noche; él se ha ido.

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