At first sight.

Bye, bye school.

Prólogo

Viernes por la tarde y casi todo es felicidad. Han terminado las clases finalmente y nosotros salimos del colegio cantando y cantando "Something big", nadie nos puede parar, es casi lo más épico que hemos hecho como aula este año, claro que nada supera el increible triunfo que tuvimos en las olimpiadas de Octubre. Puedo sentir la nostalgia en mi ser, este pequeño momento es como si cantara mi propio himno de despedida pues dejaré la escuela por fin. Todos nos extrañaremos, lo sé, pero ya es tiempo de que tengamos un nuevo inicio.

Es probable que no llore, por más que me obligue, estas cosas no suelen hacerme llorar aunque siento que ya los extraño y cada paso que doy me recuerda lo lejos que estaré de ellos el próximo año. No me atrevería a desperdiciar mis vacaciones junto a mis amigas. En cuanto a hacer nuevos amigos lo tengo hecho, no es que sea mi especialidad pero no se me hace un lío, y pongo de ejemplo a mis actuales mejores amigas. Las conocí hace tres años y fueron suficientes para sentir que las conozco desde siempre. "Juntas hasta el final" fue la promesa que nos hicimos.

La idea de ser una universitaria me asusta un poco. Aún no me acostumbro a la idea de que dentro de poco me mantendré sola en la vida.Veo a todo el mundo abrazándose como si ya no se fueran a volver a ver más y me pregunto si de verdad ya no lo harán nunca.

Me voy alejando poco a poco y perdiendo entre la multitud de la gente. Subo a un bus como de costumbre y escojo un asiento individual en donde sentarme. Tengo sueño, mi cuerpo quiere dormir pero mi mente me lo impide.
En el camino voy recordando todos los anécdotas y buenos momentos que pasé en mi escuela. Como las veces en las que faltaba un profesor o había cambio de hora y el aula se convertía en una mera revolución: Alumnos conversando de un lado al otro, música por doquier, todos sacando sus celulares y pasándola bien. Sin embargo cuando se acercaba un profesor, lo identificaban a lo lejos y cuando se encontraba con nosotros, todos eran unos ángeles. Eran pequeños momentos como esos los que me hacían reír pues era muy gracioso y divertido engañar a "la ley" y ver como el aula se alborotaba al fingir su comportamiento de "santos". Vaya, sí que los voy a extrañar.

Dejaré la escuela, borraré parte de mi pasado.

Universidad, allá voy.