Ya llevaba una sonrisa cuando el señor que tenía adelante se fue con su bandeja y pude verla por primera vez de cerca. No cabía dudas: era más linda de lo que había pensado.
─Bienvenido al cine, ¿qué se te ofrece?
─Un combo de sonrisa más tu número telefónico, dulzura.
─Disculpa, solo tenemos palomitas. Y son saladas.
─¿Y qué me dices de entrar a ver una película conmigo?
─¿Es que estás demente? Estoy trabajando y tú eres... un desconocido.
─Soy Sprouse, James Sprouse. Diecisiete años, Escorpio, sonrisa encantadora, ojos color miel y amante de las películas de acción.
─¿Y ahora qué haces?
Pude ver cómo empezaba a impacientarse, con un frasco de refresco vacío en sus manos y una mirada escrutadora. Por alguna razón, había dejado de sonreír desde que le había hablado y ahora su boca era una fina línea.
─Pues me presento: ya no soy un desconocido y tú tienes una razón más para ver una película conmigo.
─¿De qué hablas ahora, chico? Mejor dicho, ¿vas a pedir algo de una vez?
─Ya te he dicho todo lo que quiero, y la razón es obvia: tienes cara de que te gustan los James. Y sobre todo la buena acción.
Alcé las cejas sugerente, a lo que ella solo frunció el entrecejo. Qué tierna, era inocente.
─Mira, parece que no te has dado cuenta de que estoy trabajando y no tengo ningún interés en ti... o en ningún James.
─¿Y qué me dices de James Franco? ¿O James McAvoy? Ya sé: jamás te resistirías a James Bond.
─¡Ese no es el caso! Debo trabajar, y si no me dices ya qué vas a ordenar...
Miré el pequeño prendedor que llevaba con su nombre inscrito y volví a sonreír. La interrumpí antes de que volviera a alzar la voz.
─No te amargues, Audrey. Pasar San Valentín en un cine sin ver una película con un apuesto chico como yo debe ser deprimente. Sobre todo siendo una chica tan bonita como tú.
─ Me parece que aquí eres tú el que se quedará sin ver nada... espera, ¡¿de dónde has sacado mi nombre, bicho raro?!
─Lo llevas en tu uniforme.
─¡Y de paso me estuviste viendo el pecho! No, suficiente. Necesito que me digas si vas a ordenar palomitas o te sales de la fila.
─¿Cómo se supone que veré la película sin tu presencia a mi lado?
─Pues con los ojos. Que los lentes 3D te acompañen. Disfruta la función.
─No te librarás de mí tan fácil. Te cuento que el cine era mi lugar favorito... buenos estrenos, gente con mismos gustos, palomitas de maíz y refrescos gigantes. Ahora sé que tú eres una razón mejor.
Me alejé, sin haber pedido nada y dejándola con la confusión y la irritación en su mirada. Incluso aunque Audrey había terminado siendo diferente a como esperaba que fuera, la tarde había acabado mejor de lo que esperé. Y de algo estaba seguro: lograría que me dedicara una de sus sonrisas.
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Solo en cines.
Storie breviAudrey trabajaba en el cine. James no se perdía ningún estreno. Audrey regalaba sonrisas a extraños. James quería darle motivos para ello. Audrey quería una vida de película. James compraría todos sus boletos. Una relación como la suya podría encont...