primer boleto.

4K 737 286
                                    

Ya llevaba una sonrisa cuando el señor que tenía adelante se fue con su bandeja y pude verla por primera vez de cerca. No cabía dudas: era más linda de lo que había pensado.

─Bienvenido al cine, ¿qué se te ofrece?

─Un combo de sonrisa más tu número telefónico, dulzura.

─Disculpa, solo tenemos palomitas. Y son saladas.

─¿Y qué me dices de entrar a ver una película conmigo?

─¿Es que estás demente? Estoy trabajando y tú eres... un desconocido.

Soy Sprouse, James Sprouse. Diecisiete años, Escorpio, sonrisa encantadora, ojos color miel y amante de las películas de acción.

─¿Y ahora qué haces?

Pude ver cómo empezaba a impacientarse, con un frasco de refresco vacío en sus manos y una mirada escrutadora. Por alguna razón, había dejado de sonreír desde que le había hablado y ahora su boca era una fina línea.

─Pues me presento: ya no soy un desconocido y tú tienes una razón más para ver una película conmigo.

─¿De qué hablas ahora, chico? Mejor dicho, ¿vas a pedir algo de una vez?

Ya te he dicho todo lo que quiero, y la razón es obvia: tienes cara de que te gustan los James. Y sobre todo la buena acción.

Alcé las cejas sugerente, a lo que ella solo frunció el entrecejo. Qué tierna, era inocente.

─Mira, parece que no te has dado cuenta de que estoy trabajando y no tengo ningún interés en ti... o en ningún James.

¿Y qué me dices de James Franco? ¿O James McAvoy? Ya sé: jamás te resistirías a James Bond.

─¡Ese no es el caso! Debo trabajar, y si no me dices ya qué vas a ordenar...

Miré el pequeño prendedor que llevaba con su nombre inscrito y volví a sonreír. La interrumpí antes de que volviera a alzar la voz.

No te amargues, Audrey. Pasar San Valentín en un cine sin ver una película con un apuesto chico como yo debe ser deprimente. Sobre todo siendo una chica tan bonita como tú.

─ Me parece que aquí eres tú el que se quedará sin ver nada... espera, ¡¿de dónde has sacado mi nombre, bicho raro?!

Lo llevas en tu uniforme.

─¡Y de paso me estuviste viendo el pecho! No, suficiente. Necesito que me digas si vas a ordenar palomitas o te sales de la fila.

─¿Cómo se supone que veré la película sin tu presencia a mi lado?

─Pues con los ojos. Que los lentes 3D te acompañen. Disfruta la función.

No te librarás de mí tan fácil. Te cuento que el cine era mi lugar favorito... buenos estrenos, gente con mismos gustos, palomitas de maíz y refrescos gigantes. Ahora sé que tú eres una razón mejor.

Me alejé, sin haber pedido nada y dejándola con la confusión y la irritación en su mirada. Incluso aunque Audrey había terminado siendo diferente a como esperaba que fuera, la tarde había acabado mejor de lo que esperé. Y de algo estaba seguro: lograría que me dedicara una de sus sonrisas.



Solo en cines.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora