Después de lo que parecieron sólo unos cuantos minutos los rayos del sol se colaron por la ventana advirtiendo otro terrible día que soportar en este terrible mundo.
¿ Por qué el universo no puede simplemente quitarme la vida y dársela a alguien que la necesite?
Todos estaríamos felices. Nadie sufriría por mi pérdida. No tengo amigos, no sé si mis padres siguen vivos y si lo están es obvio que no les preocupo,y no conozco a nadie más de mi familia.
Todos saldríamos ganando. Si tan solo pudiera negociar con el universo todo sería más fáci.
Con un bufido me levanto de mi cama, me aseo rápidamente y tomo el camino a la escuela.
Uso mis audiculares a volumen máximo deseando dejar todo atrás y comenzar de nuevo, quizá conseguir una familia de verdad, ir a un orfanatorio... una risa amarga resuena en mi mente:"Claro, un orfanatorio, como si alguien quisiera adoptarme".
Nadie quiere desgracias en la vida, ¿ Por qué querría alguien adueñarse de una voluntariamente?
La música se interrumpe súbitamente mientras la pantalla del celular se ilumina dejando ver un mensaje.
Facturas pagadas
Emily Daimones
Av. High Street #666
Preparatoria de DenverMenos mal que la escuela al saber de mi condición familiar me pagan el deoartamento, si no fuera por ellos viviría en la calle.
Cuando me dispongo a reanudar la música escucho el sonido de un claxon y pronto siento como algo me golpea en la cabeza, el auto pasa de largo llevándose consigo las burlas de su piloto.
Tomo la bola de papel que recién la chica del auto me lanzó y la destruyo sin siquiera mirar su contenido. Ya me hago una idea de lo que debe decir. Nunca es agradable.
El camino a la escuela siempre es agobiante, horrible. La gente no para de apuntarme, si van en la misma acera que yo se cambian a la siguiente, me miran con desaprobación, enojo, y algo más...
Miedo.
La gente teme de mi, a veces es satisfactorio y útil, pero la mayoria de las veces te hace una persona solitaria, triste.
Una vez en el instituto guardi mis cosas en mi locker y me encamino a clase, química, la peor clase de la historia. El pasillo se vacía rápidamente, pronto me quedo sola.
Con pasos rápidos llego a la puerta de mi salón, entonves escucho una voz chillona.Oh dios, no ahora.
-Oh Emily querida, mi rara e idiota favorita- me giré, ahi estaba, tan sonriente como siempre, con esa mirada verdosa desafiante y esa ropa diminuta y ajustada que tanto asco me da.-¿Pensarás entrar a clase con esos horribles lentes de sol? Te ves más nefasta que de costumbre.
- Oh Melody, mi zorra favorita-respondí imitando su tono de repugnancia- Gracias por esas subidas de autoestima que siempre me proporcionas, pero créeme no querrás que me quite los lentes. Ahora porque no dejas de arruinarme el día y vas a hacer algo útil como quitarte todo ese maquillaje de payaso que llevas.
Su rostro se contrajo de rabia, los puños los apretaba fuertemente, se nota que nunca nadie le habia hablado así.
Se acercó "amenazadoramente"-¡Cómo te atreves a hablarme asi!-gritó haciendo que varios alumnos curiosos se acercaran a ver.
-¿Qué? ¿Acaso solo tu puedes insultarme y arruinar cada día de mi maldita existencia? Fijate que no, Melody, no tengo paciencia y no estoy de buen humor asi que si valoras tu vida lo que tu llamas "cordura" harías bien en largarte.Los abucheos empezaron por parte de los demas alumnos.
-Va tambien para ustedes. ¡Largense!
Todos corrieron a sus salones, nadie quería probar mi enojo, nadie excepto Melody que seguía de pie, inmutable a solo unos metros de mi. Distancia que ella misma acortaba al seguir avanzando.
- ¿Qué? ¿Que vas a hacerme? ¿Me vas a golpear? Quiero ver que lo intentes.
Esa burla, esa sonrisa.
Cruzó el punto sin retorno.Has firmado tu sentencia de muerte Melody. No sabes lo que te espera.
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Hola.
Si tarde un poco en actualizar pero ya esta aquí.No sé los demas pero yo odio a esta Melody.
Si te gusta como va la historia deja una estrellita y comparte la historia. Me haría muy feliz.
Bye!
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Los Ojos Del Demonio
RandomEmily no es una chica normal. No tiene una vida ordinaria, ni padres normales. Emily tiene un don. Un don que le ha arruinado la vida desde el momento en que sus padres decidieron entregarla al mal. No la mires a los ojos. Esos ojos negros no te d...