Capítulo 3

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En ese momento algo se encendió dentro de mi, algo nuevo, raro.

Algo malévolo.

-¡Me tienes harta! ¿Me oiste? HARTA- gritaba mientra me acercaba a ella-¡Te odio! !Me molestas cada maldito día sin razón alguna! No se que te he hecho para merecer este desprecio, pero sabes ya me importa un comino.

- Yo..

- Y ahora...-mi voz se redujo hasta acabar en un susurro- es tu turno de sufrir, sentirte humillada y muerta por dentro -reí quedamente-, la unica diferencia es que tu si vas a morir.

Lancé mis lentes dejando mi maldición al descubierto, miré fijamente a Melody, su expresión cambió radicalmente de una mueca sonriente a una aterrada.

Terror puro. Hermoso.

Cada uno de sus mayores temores desfilando ante sus ojos.

En un intento de acabar con tal tortura levantó su brazo para tapar sus ojos.

-Oh Melody-tomé su brazo y lo aparté de su rostro- no dejaré que te sea tan fácil.
Moví su brazo lentamente haciendo que este se fuera torciendo, disfrutando del dolor que impregnaba su rostro.

¡CRAC!

Su brazo calló inmóvil a su costado. En unos pocos segundos sus ojos perdieron la luz de la vida y su cuerpo se desplomó inerte en el suelo.

Murió de miedo.

Me giré. Algunos maestros que salieron a comprobar que pasaba me miraban asustados, una maestra, teléfono en mano, murmuraba plagarias para la chica.

Pasos, zumbidos de walkies-talkies, resonaban en el pasillo. Las armas me rodeaban. Policías.

-¡Ponga sus manos en alto donde pueda verlas!-anunció uno de ellos, hice lo que pedía sin despegar mi mirada de la suya. Solo unos segundos bastaron para que saliera corriendo vociferando incoherencias.

Sus compañeros extrañados se miraron unos a otros, uno de ellos intentó esposarme, pero cayó al suelo sin vida antes de lograrlo.

Cargaron sus armas,  dispuestos a disparar y cumplir con su deber. No lo lograron.

A mis pies se encontraban por lo menos diez cadáveres, todos con expresiones de terror en sus rostros. Iba camino a la salida cuando sentí que algo inmovilizaba mis manos.

-¿Pero qué...- a mis espaldas se encontraba un último policía. Traía puestos mis lentes de sol.

-Acompañeme señorita- el temblor en su voz era evidente, sus manos vaciaron antes de colocarse en mis hombros y guiarme a la patrulla.

¿Que fue lo que hice?

Estaba aterrorizada...de mi misma, de lo que hice y de lo que soy capaz de hacer.

Esa no era yo. Yo no quería matarlos.

El viaje en patrulla fue largo, por lo menos dos horas, y cuando logré conseguir algo de valor y levanté la mirada me sorprendió el no ver edificios, ni autos. Estaba en el campo, a las afueras de la ciudad.

El auto se detuvo frente a un...¿laboratorio?.

Un laboratorio de enormes paredes impolutas.

¿Por qué me traen aquí?

El oficial abrió la puerta y me escolto a una puerta de hierro de gran tamaño, al instante, como si nos hubieran estado esperando, la puerta se abrió dejando ver a un grupo mixto de científicos. Todos con gafas protectoras.

Mis manos fueron liberadas, el oficial me entregó a  los cientificos y corrió a su auto como diciendo "Ya no es problema mío, encargense ustedes". Me giré hacia ellos mirándolos con desconfianza, todos sonreian tranquilamente, todos con dentaduras blanquecinas que en lugar de tranquilizarme me recordaron a los filosos e inmaculados dientes de tiburón antes de atacar a su presa.

Entré.

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Melody, malévola.

Ella no quería hacer eso.
Eso no era ella.
....

Bueno si les gusta la historia denle a la estrellita y compartanla.

Chao!

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⏰ Última actualización: Jan 27, 2016 ⏰

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