—¡No pude ser! ¡¿De nuevo?!—Gritó Yuya llevándose sus manos a los lados de la cabeza y negando con algo de desesperación ante la burlona mirada de su novio.—¡Por qué siempre tienes que quitarme mi estrategia hasta el último instante!—reprochó mientras hacía un adorable puchero. El de los ojos grises no pudo hacer más que ampliar aún más su sonrisa.—Nunca me dejas siquiera defenderme.—dijo con un tono más bajo mientras se sonrojaba, seguidamente suspiró—Bien... Que es lo que quieres que yo...—calló de inmediato al sentir unos tibios labios posarse sobre los suyos y besarlo con dulzura. Un beso que fue respondido con timidez.
Los labios de Yuto se movieron como si fueran expertos dándole un dulce sabor al beso. Las caderas de Yuya fueron fuertemente agarradas y acariciadas por el de los ojos grises; su novio se sonrojó fuertemente pero no puso objeción, al contrario se acercó aún más a este, posó sus manos en cabello ajeno y sin saber que hacer exactamente, lo desordenó suave y tímidamente. Las mariposas volaban de aquí para allá en el estómago del bicolor tomate, su emoción estaba por los cielos y el calor estaba en aumento. Pero era confortante en una tarde fría.
—Lo siento...—dijo Yuto apenas se separó solo un poco de los labios de su novio—Pero no me resisto a una expresión tan bella como la tuya—Dijo sonriéndole un poco. Yuya estaba tan avergonzado que no había podido abrir los ojos. Al escuchar las palabras del de los ojos grises lo empujó levemente sonrojado hasta las orejas.
—N-No me avergüences...—Dijo en un hilo de voz. Yuto sonrió. Acto seguido agarró ambas manos del bicolor tomate y volvió a besarlo. Simplemente no podía resistirse, le fascinaban los besos que se daba con Yuya, los amaba, eran su adicción. El de los ojos rojos con toda la timidez del mundo y bastantes dudas, se atrevió a morder ligeramente los labios de su novio y se sonrojó con violencia. El bicolor morado también se sonrojó, pero era mucho más tenue y menos perceptible; pero allí estaba. El más rojo de los dos se separó leve y vergonzosamente.—Umm... Yu...
No lo dejó terminar. Ni un poquito. Sus labios volvieron a estar juntos otra vez. Lentamente, los dos se fueron recostando. La cercanía era máxima, no podían estar más cerca... A menos que llegaran a otros extremos.
El bicolor morado tenía las manos del bicolor tomate arrinconadas contra el piso al lado de la cabeza del mismo. Impidiéndole cualquier escape posible. Pero tampoco era como si Yuya tuviera la fuerza de voluntad para escapar. Como su tierno y adorado pedacito de cielo había hecho algo nuevo hoy, Yuto también quiso hacerlo. Pero algo que había soñado con hacer desde hacía ya mucho tiempo. Se separó apenas unos centímetros y entre abrió los ojos para poder ver la cara del de los ojos rojos.
—Yuya...—dijo en un susurró tenue y suave. El aludido entreabrió los ojos también y lo vio con una sonrisa en el rostro.—Te amo, te amo, te amo como no tienes idea...—volvió a susurrar dulcemente. Yuya por su parte solo se sonrojó un poco más si cabía y cerró los ojos formado una gran sonrisa, una muy hermosa. No dijo nada más, solo se acercó a sus labios y los rozó, suave y provocativamente, incitándolo a besarlo nuevamente. Esa era su manera extraña e inusual de decir: "Yo también te amo", pero era que nunca se años atrevido a besarlo en estos 2 meses que llevaban de relación. Durante este tiempo los dos habían sido bastante torpes, no sabían cómo hacer las cosas exactamente, no sabían cómo actuar y se contenían bastante de acciones que querían hacer pero no ejecutaban por miedo a que el otro las tomará de mala manera. Pero de los dos el que más se contiene es Yuto, él ha imaginado tantas veces las cosas que haría, como las haría he incluso como Yuya reaccionaria que simplemente se le hacía muy complicado dejar aquellos deseos a un lado y concentrarse en el de los ojos rojos para asegurarse de que este bien y feliz. No quería espantarlo ni hacerle daño. Era lo que menos quería, deseaba que siempre pudiera tener una sonrisa en su rostro.
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Por perder el duelo (Counterpartshipping)
FanfictionEl ser humano siempre tiende a ser muy competitivo, quizás por esta razón Yuya hizo una apuesta con su amigo Yuto en primer lugar, pero, ¿qué pasará cuando el castigo cause enormes sensaciones en ellos?