Defectos

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La adrenalina es impresionante. Te hace reaccionar, correr, y dejar de sentir en un corto pero productivo espacio de tiempo. Y más aún cuando se trata de alguien a quien quieres proteger, alguien a quien quieres, alguien que su desaparición dejaría un vacío tan grande y profundo en el corazón, que nunca jamás volvería a ser llenado por nada ni por nadie. Yuto sintió esa adrenalina.

Pero no siempre funciona de la misma manera. A veces, los cuerpos tienden a tener efectos secundarios.

Por suerte los salvó. A los dos. Pero los pensamientos de Yuto cambiaron de repente. El miedo lo hizo ponerse una meta, una muy importante.

Ahora más que nunca se esforzaría por conquistar a Yuya, y nunca más se apartaría ni dejaría que él se alejara. Nunca. Lo quería para él y solo él.

Todo esto, pasó por su mente en apenas 2.6 segundos, mientras caían directo a la acera después del brutal jalón de Yuto con el afán de salvar a Yuya.

Apenas el impacto llegó, sintieron el doloroso y frío golpe. Sus respiraciones eran agitadas, y los dos estaban algo muertos de miedo por lo que acababa de pasar. Se habían salvado por los pelos.

Yuya tenía los ojos bien abiertos, no podía creer lo que había pasado. Casi hace matar a Yuto, ¡¿por qué tenía que ser tan estúpidamente ido?! ¡Casi lo hace dejar de respirar! ¡Pudo haberlo empujado en vez de haberlo halado! Se golpeó mil veces mentalmente, estaba en un trance, no escuchaba ni se movía, solo se quedó allí sin más.

Yuto estaba algo menos alterado, no tenía un trance, pero si mantenía de cierta manera el miedo en su pecho. Miró al chico que acababa de salvar y se asustó más. Se quedó en un pequeño trance durante esos momentos, nada lo sacó, ni siquiera el fuerte regaño por parte del furioso conductor del bus, este, solo gritó y se fue, nada más. Pero ninguno se inmutó, parecía que ni se percataron de su presencia.

-¡Yuya!-gritó saliendo del pequeño trance-Y... Yuya...-dijo el de los ojos grises mientras se acercaba lentamente, lo agarró de los hombros y logró que se arrodillara, el de los ojos rojos evitaba su mirada, casi parecía que su flequillo ocultaba sus orbes. -¿Estás bien?

-Aléjate...-dijo con voz quebradiza y alejándose levemente de Yuto. La cara de preocupación del mencionado aumentó.

-Yuya, por favor, yo quiero...-empezó, pero el hilo de voz de su compañero lo detuvo.

-Es mi culpa... Todo es mi culpa-Sabía que Yuya estaba alterado, bastante alterado, tenía calmarle.

-Yuya, tienes que tranquilizarte- le dijo con voz suave mientras nuevamente se acercaba a su amigo.

-Soy un idiota, un completo idiota-dijo con la voz quebrada. Se veía tan frágil y vulnerable que parecía que en cualquier momento se iba a caer a pedazos. Yuto solo sintió una punzada en su corazón.

-Claro que no, Yuya tu no...-negó, pero fue interrumpido.

-¿Es que no lo ves?- su rostro se hizo completamente visible para Yuto. Pero esto sólo hizo que le doliera aún más el corazón. Los ojos estaba completamente aguados, su expresión era dolida, y su mirada solo reflejaba culpabilidad.- ¡Casi hago que nos maten!

-Eso no importa, lo importante es que...

-¡Te he hecho daño!-interrumpió-¡Te hice sufrir!-gritó con los ojos cerrados de lo enojado contra sí mismo que estaba, pero a mitad de camino, su voz se quebró- Yo soy... Soy la causa de tus lágrimas...-Esas palabras, hicieron que durante unos momentos, el corazón de Yuto se volviera añicos. Y el silencio reinó, por segundos que eran tomados dramáticamente por horas.

Por perder el duelo (Counterpartshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora