Las Cronicas De Narnia: El Principe Caspian [Editanda]

8.

Teníamos un plan y si todo salía a la perfección a la mañana siguiente llegaríamos a la guarida con una gran ventaja. Estaba poniéndome la armadura y acomodándome las flechas cuando vi a Caspian sentado en una esquina con su armadura puesta. Sabiendo que tal vez mañana me arrepentiría de esto me armé de valor y caminé hacia él.

—Hola— llegué y lo saludé.

—Hola— me respondió con una pequeña sonrisa en sus labios.

— ¿Nervioso?

—Más bien preocupado, no quiero que nada le pase a las tropas— dijo con cierto nerviosismo.

Al ver su nerviosismo me senté a lado de él y lo tomé de la mano. En al ver mi acción me miró sorprendido.

—No tienes nada que temer sé que el plan de Peter es un poco descabellado pero siempre funcionan— le dije dándole un apretón a su mano para transmitirle confianza.

—Eso espero— dijo apretando mi mano también.

—Caspian es hora de irnos— lo llamó Edmund.

—Tengo que irme— dijo levantándose y soltando mi mano. Cuando lo hizo sentí un vacío.

Vi como caminó hasta la puerta para seguir a Edmund que ya se había ido pero paró en seco. Dio media vuelta y se dirigió de nuevo hacia mí. Lo mire confundida pero cuando estuvo lo suficientemente cerca de mí me tomó de la nuca y junto sus labios con los míos. Su beso me tomó desprevenida pero con gusto se lo devolví. Enrede mis brazos alrededor de su cuello y lo acerque más a mí. Nos besamos hasta que el aire nos faltó y cuando esto paso nos separamos pero no nos alejamos.

—Lo siento pero tenía que hacerlo—se disculpó Caspian pero sabía que en verdad no lo sentía.

Con una sonrisa en mis labios lo acerqué otra vez y le di un corto beso.

—Ten cuidado—le pedí a Caspian.

—Lo hare si tú lo tienes—me pidió.

—Trato— le dije antes de que se alejara de mí y corriera para alcanzar a Edmund, después de eso me dirigí con Vendaval el centauro para acomodar a las tropas.

(...)

Llevábamos una hora esperando la señal de Edmund para que entráramos al castillo. Vimos la primera señal que era la señal de los grifos que llevaban a Caspian, Susan y Peter después de eso miramos atentamente a la torre en la que se suponía que estaba Edmund.

Estábamos esperando hasta que la linterna se prendió pero hizo una señal rara solo la movía de un lado a otro.

-¿Qué significa eso?—preguntó Nikabrik un enano.

Vendaval y yo volteamos a vernos confundidos esperando que la señal tomara sentido pero entonces se apagó.

—¿Que significa eso?— preguntó nuevamente un fauno.

Lo único que tenía en mente es que Edmund estuviera bien porque no había razón para que no diera la señal, a no ser que lo hayan capturado. Segundos después la luz volvió y la señal estuvo horizontalmente se apagó y encendió tres veces y entonces supimos que era la hora.

— ¡Atacar!— gritó Vendaval seguido del grito de todos los narnianos.

Un minotauro se adelantó a todos nosotros y nos abrió paso de los soldados que estaban en el camino para después correr y estamparse en una puerta la cual abrió y nos dejó pasar. Cuando vi la entrada tomé una de mis fechas y la prepare. Cruce la puerta y pude ver como Susan, Caspian y Peter habían abierto el cancel. En cuanto vieron que las tropas entraban dejaron de subir la reja y peter con su espada al aire gritó.

— ¡Por narnia!

Las tropas penetraron al castillo y la batalla se desató. Los narnianos peleaban con una furia que hacía que sus golpes fueran letales. Por mi parte yo lanzaba flechas a una velocidad y con una precisión causando que todas ellas llegaran a su blanco que eran los telmarinos. Susan y yo nos mantuvimos cerca cuidándonos las espaldas y de igual manera ella lanzaba las flechas igual de precisas que yo.

No por nada éramos las mejores arqueras de narnia.

Poco a poco llegaron más soldados y el número de muertes en nuestras tropas empezaron a aumentar. Escuche ruidos en la parte de arriba del castillo y vi como los arqueros de Lord Miraz se estaban formando alrededor de todo el patio.

— ¡Susan!— grité aterrada al ver que apuntaban al patio. Susan dejo de preparar su arco y su grito hizo que volteara a ver que sucedía. Los soldados telmarimos estaban intentando tirar la puerta cortando las cadenas, al cortarlas la puerta empezó a caer pero un minotauro la detuvo.

—Debemos de irnos— le dije a Susan— busca a los chicos.

Seguido de esto preparé mi arco y seguí lanzando flechas pero ahora acercándome a cada narniano para avisarles que abandonaran el castillo.

Vi como Susan se subía al lomo de vendaval y abandonaban el castillo seguido de un grupo de narnianos. Mire al minotauro y supe que no aguantaría un rato mas.

—¡Salgan de aquí! ¡Ahora! ¡Es una orden!— grite tan alto como mi voz me lo permitió. Todos los soldados que estaban cerca de mi acataron mis ordenes y corrieron a la salida. Regresé a la entrada y divisé a Caspian con dos caballos uno se lo entrego a Peter y ambos salieron.

Diablos.

Corrí tan rápido como mis piernas me lo permitieron pero cuando llegue a la salida el minotauro ya había caído cerrando con su caída la puerta.

— ¡Peter!— Grité junto con todos los narnianos que me rodeaban.

Peter escuchó mi grito y al verme vi como su cara cambio drásticamente a una de pánico, lo mire y no pude evitar que unas lágrimas cayeran por mis mejillas.

—Peter el puente— escuche que le decía Reepicheep y con solo una mira me despedí y me voltee.

El hijo de Vendaval estaba a mi lado y con una reverencia me preguntó.

-¿Que ordena majestad?- por su tono de voz supe que al igual que yo estaba muerto de miedo.

Todos los narnianos que estaban acumulados en la puerta esperaban mis órdenes atentos.

— ¡Por Narnia!  — grité tan alto y claro como pude levantando mí arco.

...
Capitulo nuevo chicos ❤
Cuando tenga mas tiempo lo edito.
También quisiera que se pasarán por mi nueva novela.
Si les gustan los juegos del hambre no duden en pasar a mi perfil y leerla me harían feliz.
XOXO

[Editada el 26 de junio del 2017]