El futuro es algo constantemente planeado y, en la mayoría de las veces, erróneamente imaginado. Pues, pequeñas cosas de la vida cambian el rumbo del futuro.
La pequeña cosa de Angelo llegó volando por error (o tal vez no) una mañana de invierno a la puerta de su casa.
Como todos los días de su rutinaria y aburrida vida, se levantó a las seis en punto de la mañana, se vistió, preparo su mochila, tomó apuradamente un café caliente (echo por su mamá anteriormente) mientras releía uno de sus libros. Luego se cepillo los dientes y se peino sin soltar su preciado libro. Abrió la puerta de la casa despidiéndose de su madre y cuando puso un pie fuera del lugar sintió algo distinto. Intrigado, levantó la vista de su libro y miró hacia su pie. Debajo de este se hallaba una bufanda de lana blanca.
Y ahí es donde comenzó el cambio. Después de haberla dejando dentro de una caja debajo de su cama no pensó que volvería a verla. Cuan equivocado estaba.
Al día siguiente, al salir de su casa, descubrió que la ciudad estaba empapelada de imágenes de la bufanda de lana blanca con un número telefónico debajo. Decidió guardarse una de las hojas y llamar por la tarde a aquel número para avisar sobre el hallazgo del objeto.
Cuando llegó la hora ni siquiera tuvo que esperar al segundo timbrazo para que una voz femenina aguda, rasposa (como si hubiera llorado por horas) y con un tono esperanzado hablara.
-¿Hola?
Oh, es inimaginable lo cuanto que agradeció haber encontrado aquella bufanda de lana blanca.
