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Primer día de escuela. Para cualquier persona normal, eso sería muy agradable, pero para Mina Teples era simplemente desalentador.
Miraba por la ventana del auto la manera en que las calles aparecían y desaparecían rápidamente. A su lado se encontraba su hermana, Nessy y en la otra ventana, su hermano Dorian. Los tres poseían una cabellera pelirroja, eran trillizos. Mina la tenía como el color de la fresa, puramente roja y rebelde, le llegaba en cascada hasta los hombros. Nessy, poseía el cabello lacio y corto hasta el cuello. Este era un tono rojo fuego, brillante y con flequillo. Y Dorian, tenía el cabello corto y ondulado, de un rojo oscuro, con algunas tonalidades de café.
-¿Nerviosas? -comentó Dorian, tratando de relajar el ambiente tan tenso.
-¿Nervioso? -contraatacó Nessy mirándolo con esos ojos igual de azules que los de Dorian y Mina.
-Si no paramos por un aperitivo, les juro que me comeré al chófer -dijo Mina.
Ah, otra cosa importante de mencionar. Los tres hermanos son monstruos. Vampiros para ser más exactos. En este momento se dirigen a la Mansión Oscura. Un internado para los monstruos más peligrosos del planeta. Hombres lobos, quimeras, momias, entre muchos otros. Hace unos siglos, probablemente se sentirían elogiados de ser llevados allí. Pero ahora, sólo era una cárcel para evitar que aquellos monstruos alteraran el flujo de la vida, al reaccionar violentamente.
-Debes calmarte, Mina. Ni siquiera hemos llegado a la escuela ¿Y ya quieres que te den un sedante? -preguntó.
-Si eso es lo que hace falta para conseguir un poco de comida -murmuró Mina.
Nessy le pegó en el brazo y la miró con reproche.
-Madura un poco ¿Quieres? -la regañó-, conseguiremos comida apenas lleguemos.
Pero no lo hicieron. Una hora después, arribaban por fin al que sería su hogar por los próximos dos años.
-Nuestros padres nos odian... -murmuró Dorian observando la tétrica construcción.
-¿Apenas te vienes a dar cuenta? -se burló Nessy.
Voltearon la cabeza al escuchar el motor del auto que los llevó hasta allí irse por la carretera. La Mansión Oscura estaba ubicada detrás de un gran bosque que separa al resto de la humanidad de los monstruos para protegerlos y protegerse. Aunque muy pocos humanos sabían de su existencia, solían cazarlos. No los podrían culpar. La raza humana aún tenía que evolucionar en muchos aspectos que los monstruos ya habían alcanzado.
-Me siento débil. No es broma, necesito comida.
Nessy tomó a Mina por el rostro y la miró.
-Escúchame, necesitas calmarte. Estamos a punto de entrar a lo que parece una cárcel para nosotros y esas personas no dudarán por un momento en lastimarte, Mina. Debes controlarte.
-Me arde la garganta -gimoteó Mina.
-Lo sabemos pequeña -dijo Dorian depositando un beso en su frente-. Pero debes soportarlo. Nosotros estamos que morimos también, pero debemos soportarlo. Por el bien de nuestra raza, no olvides que somos la última esperanza de los vampiros.
Mina asintió y Nessy pasó su brazo por la cintura de su hermana para ayudarla a caminar. Dorian llevaba el equipaje de los tres.
Salió a su encuentro un señor que aparentaba unos sesenta años, junto con su hijo. El hombre tenía el pelo canoso e iba vestido en traje. Su hijo, en cambio, traía el pelo de una leve tonalidad púrpura, con ojos con destellos dorados y una piel inmaculada y un poco brillante.
Se acercaron a los hermanos.
El hombre les sonrió y dijo:
-Los trillizos Teples. Mi nombre es Daragón Wings.
-¿Qué clase de nombre es ese? -se burló Mina, con voz débil, debido al hambre.
-Uno muy antiguo -contestó Daragón-. Soy el director de la escuela, este que me acompaña es mi hijo, Louis, quien se salvó de la racha de terribles nombres en la familia.
>>Su padre, Vladimir, me ha informado de la situación. Entiendo que están prontos a despertar. Los tres, espero que me den pistas de cómo se van a manifestar sus cambios.
-Solo preocupese por mí -susurró Mina-. Asegúrese de encerrarme antes de la luna llena..., tiendo a ponerme agresiva.
>>Y por favor, si es tan amable, consíganos un poco de sangre. Ayuda a mantener nuestra bestia encerrada, si entiende lo que digo.
-Pueden beber de mi sangre, si desean -sonrió el director.
-Hilarante -dijo Nessy con sarcasmo-. Pero Vladimir nos envió aquí para que usted nos proteja, y nosotros sabemos que la sangre de dragón es bastante tóxica a nuestro sistema. Así que si no quiere que su existencia se acabe antes de tiempo, ahórrese las bromas.
-Mi hermana tiene razón. Estamos exhaustos y no tenemos mucha fuerza. La luna llena es mañana y le conviene mantenernos calmados -terminó Dorian.
El director los miró serio y asintió.
-Como deseen -dijo-. Louis, lleva las maletas de ellos a sus habitaciones. Procura que esté bien asegurado.
Louis asintió, tomó las maletas en sus manos, les dedicó una sonrisa, miró a Mina con curiosidad y le guiñó un ojo.
La vampiresa le enseñó sus dos colmillos que ya empezaban a emerger en actitud defensiva. Los vampiros, que lideraban la cadena alimenticia, sabían que lo único que representaban los demás monstruos para ellos, era comida y cualquiera que tratara de ofrecerle ayuda, traía algo entre manos. Ya lo sabían por experiencia.
Nessy rápidamente apartó a Mina de Louis.
-Por tu bien, alejate -advirtió Nessy.
-¿Por mi bien? ¿O por el de tu hermana? -se burló.
-Louis, ve a hacer lo que dije -con las palabras de su padre, Louis se retiró.
-Síganme -murmuró. Los llevó detrás de la gran mansión en donde se encontraba un gran bosque. Daragón señaló con la mano la negrura del bosque y suspiró-. Allí podrán encontrar un poco de comida. Tómense su tiempo, aquí los estaré esperando.
Los tres hermanos se adentraron al bosque.
Sus sentidos se estaban agudizando rápidamente. Al acercarse la luna llena los cambios en sus cuerpos se estaban incrementando. Por eso sus colmillos ya se hacían presentes.
Dorian sintió el sonido de una ardilla pisando las ramas de un árbol. Nessy escuchó su sangre corriendo a través de sus venas. Mina percibió el aroma. Dorian se agachó y tomó una piedra del suelo. Sopesó la roca en su mano y cerró los ojos por un momento. Después, la lanzó hacia la copa de un árbol
Con un golpe seco, la ardilla cayó muerta al suelo.
-Buen tiro -mencionó Nessy tomando al animal, sacando sus colmillos y dándole una mordida.
Por la cercanía de la luna de sangre, los colmillos eran más largos, los ojos se volvían más animalescos y sus uñas empezaban a alargarse.
-Te ves muy sexy, con esa cara, hermana.
-Cierra la boca -Nessy se acercó a Mina que estaba sentada, recostada contra un árbol, respirando débilmente-. Oye, Mina, vamos, toma un sorbo.
-No puedo. Mi cuerpo necesita sangre humana.
Dorian la miró con consideración y se arrodilló al otro lado de su hermana.
-Mina, debes hacerlo -fue lo único que dijo.
Mina asintió y dejó salir sus colmillos. Los enterró en la carne de la ardilla y empezó a tomar sangre, bebió todo lo que pudo, tratando de detener las arcadas. Tragó con todas sus fuerzas y pasó la ardilla a sus hermanos, que repitieron el procedimiento.
Media hora después, los hermanos emergieron del bosque con nuevas fuerzas, listos para conocer a su nuevo hogar.
La Mansión Oscura constaba de una sala principal en donde se encontraban algunos muebles, a la derecha había una ventana que daba paso a la oficina de la recepcionista. El director se acercó a la ventana y sonrió.
-Buenos días, Edna. Por favor pásame el horario de los trillizos.
La mujer, tenía unas gafas de sol y su cabello lo llevaba recogido en un turbante.
-Buenos días. Aquí tiene -contestó la mujer pasándole los tres horarios.
-Espere un momento, ¿no tenemos los mismos horarios? -dijo Mina.
-Lo lamento, eso puede afectar la convivencia de las clases -dijo Edna.
-No voy a escuchar nada que provenga de una mujer que utiliza gafas de sol dentro de una casa -contestó altanera Mina.
Edna se quitó las gafas y la miró intensamente. En las cuencas de sus ojos habían dos piedras, grises. Al mismo momento, Mina empezó a sentir que se quedaba sin aire. Miró sus manos y vio que se estaban volviendo grises y duras. Como una piedra.
-Detengase -exigió Dorian poniéndose delante de la mujer.
-¡Edna! -exclamó Daragón-¡Suficiente!
La mujer se colocó los lentes de sol y Mina volvió a respirar.
-Tal parece que los vampiros no son infalibles después de todo -comentó Edna, divertida.
-Ya verás, maldita -susurró Mina recuperando el aire.
-Lamento mucho eso, yo... -empezó Daragón asustado.
-Solo llévenos a nuestras clases ¿Le parece? -exigió Nessy.
El director asintió e hizo un gesto con la cabeza para que lo sigueran.

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⏰ Última actualización: May 30, 2016 ⏰

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