No me acordaba de que odiaba los domingos y demás días festivos, hasta ahora que ya no me despierto con el olor a café recién hecho por ti. En vez de eso, me acompaña la resaca de todos nuestros buenos momentos ahogándose en una copa de ginebra. Paso de la risa al llanto en menos de cuarenta minutos, el mismo tiempo que tardaste en hacer que me corriera la primera vez.
Sí ya lo sé,
no vas a volver
(ojalá me equivoque )
pero aún me niego a cerrar mis heridas
y la puerta,
sólo llama antes de entrar a mi vida, si me echas de menos a mí y a la espuma que queda de café en mis labios.
ESTÁS LEYENDO
nuestra historia jamás contada y varias despedidas sin final
PoetryLas infinitas noches de insomnio que compartí contigo y varias despedidas sin final