Se clavan en mi pecho todas las palabras que ahogué y no las dije jamás.
Como cuando te sentía cerca y creía que no era necesario decir nada. Que el silencio bastaba para darte cuenta de que me dejabas sin palabras.
Pero tú querías más.
Pedías más.Pasamos del éxtasis y las mariposas a una lluvia de reproches, dudas y miedos que desencadenaron todas estas lágrimas saladas y un alma un poco más rota.
Quise decirte que todo lo que eras por ser como eras ganaba hasta a la peor versión de ti mismo.
Incluso cuando dolías como trece cuchillas clavadas en la yugular.
A pesar del dolor
el sentimiento era puro y real.Quise decirte tanto pero me quedé sin voz, por miedo a sentirme más tuya que mía y perderme después.
Imaginé mil futuros distintos contigo y ninguno sin ti.
Rocé el cielo sin tocarte sólo con tu voz en mis oídos, y entonces lo supe: siempre serías tú. Siempre fuiste tú.
Y lo más importante que juntos seríamos la combinación de la felicidad plena y el desastre.
Y que podía salir mal o bien, querernos sin fin y odiarnos si algún día nos alejábamos.
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nuestra historia jamás contada y varias despedidas sin final
PoetryLas infinitas noches de insomnio que compartí contigo y varias despedidas sin final