El despertador esta programado para que suene de un momento a otro. Espero impaciente tumbada en la cama. Hoy es mi primer día de clase y estoy bastante nerviosa. Me preocupa demasiado no caerle bien a la gente o no encontrar mi lugar entre ellos. Decido quitar la alarma y levantarme ya. Quedan siete minutos para las 8:00 y empiezo a rebuscar en mi armario. Me pongo unos pantalones vaqueros largos, una blusa y mis converse negras. estoy bajando las escaleras cuando oigo a mi abuela gritarme:- ¡Sara! ¡Date prisa!
He pasado demasiado tiempo eligiendo la ropa y el autobús llegará de un momento a otro. Salgo corriendo de casa con la tostada en la mano pero para cuando llego a la parada el autobús ya se ha ido.
- Oh no... ¿y ahora que voy a hacer?
Empiezo a ponerme muy nerviosa y corro hacia casa para decírselo a mi abuela, solo espero que lo entienda.
Entro por la puerta.
- ¿Qué haces aquí? -pregunta-.
- Es que... yo... he perdido el autobús...
De repente aparece Diego, mi hermano, con la bata de mi abuelo, unas zapatillas de casa horrorosas y los pelos alborotados.
- Diego llévame al instituto por favor, ¡no puedo llegar tarde! -le suplico-.
Asiente y subimos al coche juntos. Él no se ha cambiado, pero como no va a bajar del coche no me importa mucho. Llegamos al instituto y aparca justo enfrente. Miro por la ventana y veo que no hay nadie.
- ¡Mierda! -gritó-.
Le doy un beso a mi hermano y bajo corriendo del coche. Busco mi clase todo lo rápido que puedo y por fin la encuentro. Se me pasa por la cabeza varias veces la idea de quedarme fuera hasta la próxima clase, pero un profesor que hay en el pasillo me obliga a entrar. Abro la puerta despacio.
- Buenos días, ¿se puede? Siento llegar tarde... -digo con un hilo de voz-.
Siento como toda la clase fija su mirada en mi. Me muero de vergüenza. Las piernas empiezas a temblarme, pero la profesora no tarda mucho en decirme que entre.
- Que no vuelva a pasar -me dice en un tono amenazador-.
Asiento, y voy hacia una mesa que hay libre en tercera fila. No me gusta estar tan lejos, no suelo enterarme bien de las cosas así que supongo que mañana me tocará venir antes. A mi lado está una chica rubia, con ojos verdes que no deja de mascar chicle y tontear con los dos chicos que tenemos detrás. A pesar de todo, la clase se me pasa bastante deprisa. Suena la alarma y me toca cambiar de clase otra vez. A esta no pienso llegar tarde, así que voy todo lo rápido que puedo por el pasillo, tan rápido que termino chocándome con una chica. Ambas caemos al suelo. ¿Por qué me sale hoy tan mal todo? Empiezo a recoger mis cosas antes de girarme para ver a la persona a la que he arrollado al suelo. Una chica de pelo largo, negro y rizado se me acerca para ofrecerme ayuda.
- Gracias, pero ya puedo yo -contesto con mi mejor sonrisa-.
Se ha hecho un circulo de gente a nuestro alrededor, esto no me gusta nada. Me levanto y veo a la chica aun en el suelo. Le ofrezco mi mano pero la rechaza con un golpe.
- ¡Has tirado a la persona equivocada, bonita! -me grita con voz de pito-.
Vaya, creo que me he chocado con la capitana del club de animadoras. Detrás de ella están sus amigas, y si las miradas matasen, en ese momento yo estaría muerta.
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Jamás te dejaré ir.
Teen FictionMi nombre es Sara y tengo 17 años: pelo largo, morena, metro sesenta y ojos marrones. La verdad no me considero una chica nada fácil. Mis padres murieron en un accidente de moto hace un par de meses y me tuve que mudar a casa de mi abuela, junto con...